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jueves, noviembre 21, 2024

Violencia doméstica y escándalo mediático

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Estados Unidos se ha distraído de la terrible inflación y del precio de la gasolina con una serie de tiroteos y muertes. Por doquier el país se ha teñido de sangre y lo mismo supermercados, hospitales y escuelas han sido víctimas de locos con rifles de alta potencia insensatamente disparando. La ola de terrorismo doméstico, sin embargo, se vio interrumpida por el juicio de difamación entre Johnny Deep y Amber Heard.  

La pareja no llegó a estar casada siquiera dos años y el actor ya había perdido un juicio similar en Inglaterra. La jueza, en el caso que nos ocupa, decidió convertir el juicio civil –no criminal– en un circo mediático y solicitó que se televisara. Esto produjo, nada curiosamente, que el juicio se siguiera con fruición, pero además que las redes sociales pronunciaran su veredicto antes que el jurado del caso.  

Desde el principio Deep actuó en las sesiones, río descaradamente, apuntaba con denuedo en una libreta. A ratos era Eduardo manos de tijera y en otros era Jack Sparrow. Las manos cubiertas de anillos, la mirada oculta en muchas ocasiones tras lentes oscuros o teñidos. Amber Hearst fue pintada desde el inicio como mentirosa y poco a poco durante las semanas que duró el evento –o el escándalo judicial televisado– las redes la fueron convirtiendo en una especie de bruja.  

Poco importa si Deep no sólo abusaba verbalmente de ella, o si en realidad es una víctima de la masculinidad tóxica del actor. Poco importa que las evidencias muestran que tenían una relación conflictiva, problemática, manchada por el alcohol o las drogas. El jurado resolvió que todas las imputaciones, salvo una, le eran favorables a Deep. La que resolvió favorable a Heard fue no contra Deep, sino contra su abogado. Ella deberá pagar quince millones de dólares por el daño que su “difamación” le perpetró al actor y Deep deberá solo pagar dos millones por el daño de las declaraciones de su abogado.  

Deep seguramente regresará a la pantalla, sancionado como un hombre que “sufrió” las mentiras de su exmujer e incluso alguna violencia física ejercida por ella. Hay una exoneración social que es en sí misma terrible pues a partir de ahora queda claro que para una mujer es realmente difícil comprobar el maltrato y el abuso. 

Varios periódicos e incluso comentaristas bastante informados han dicho que el veredicto daña al movimiento #MeToo. No estoy de acuerdo, pues una golondrina no hace verano. Además, lo que ya se ha logrado al exponer la toxicidad de ciertas industrias, como la cinematográfica o periodística no tiene vuelta atrás. Lo que el juicio televisado ha provocado, eso sí, es nuevamente la constatación que la justicia de las redes, que produce culpables y exonera a perpetradores sigue con plena salud.  

En el caso del juicio perdido por Deep en Inglaterra la demanda fue en contra del Sun. El periódico sensacionalista ganó la partida. Si en Estados Unidos los abogados de Deep hubiesen demandado al periódico que publicó el ensayo de Amber Heard seguramente hubiera perdido o al menos no hubiese logrado comprobar que ella “actuó con malicia”, al mentir sobre el abuso. Los abogados fueron inteligentes y fueron contra ella, convirtiéndola en una especie de mujer maldita del tipo de la protagonista de Gone Girl.  

Heard por supuesto va a apelar el veredicto. Este melodrama aún no termina, veremos aún varios capítulos más. Es probable que pierda nuevamente, no lo sabemos. Lo que es cierto es que la sociedad ya la ha culpado, que las redes y, particularmente, los conservadores han usado este juicio para hablar de la cultura de la cancelación, criticar a los llamados liberales, al discurso de lo políticamente correcto y un sinfín de otros de sus dardos habituales. Jack Sparrow ha salido un poco dañado, pero los piratas están acostumbrados a sufrir los embates del poder establecido, viven en el margen de la ley y del orden y regularmente se salen con la suya. 

Bien haríamos en discutir con seriedad los excesos de la masculinidad, la entronización que Hollywood sigue haciendo de sus estrellas masculinas a quienes le perdona una y otra vez sus excesos. Hunter S. Thompson, el escritor alcohólico es otro de los roles de Deep que podríamos pensar que se reactualizan fuera de la pantalla, en el resultado final del juicio. No niego que Heard puede haber mentido, pero esto oscurece lo que los expertos sostienen, que en realidad sí que es una sobreviviente del abuso doméstico, que deberemos creerle, aunque no sea tan buena actriz como es buen actor Deep. Para la gente sensata, me parece, el actor es culpable también, aunque le haya ganado un juicio civil, uno que tiene que ver con la difamación, no con un matrimonio a todas luces problemático, abusivo y nada edificante. 

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