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viernes, noviembre 22, 2024

Lalito, el alcalde preocupado

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Aunque Eduardo Rivera Pérez pretenda hacer creer que cuenta con un amplio respaldo de la sociedad ultraconservadora y los líderes de su partido, la realidad es incontrovertible: sus únicos aplaudidores siguen siendo los parásitos que tienen secuestrado al Consejo Coordinador Empresarial que, como bien lo ha dicho el gobernador Miguel Barbosa Huerta, ni empresarios son. Los verdaderos hombres del capital en Puebla juegan en otra pista y esos sí tienen interlocución con el gobierno del estado. Los gerentes de la “iniciativa privada”, ligados a los alicaídos Varones del Yunque, sabían desde hace varios años que no había arcas públicas abiertas para llenarse los bolsillos y aunque su empleado Rivera haya puesto a su servicio los más jugosos negocios municipales, ese dinero no alcanzará para impulsar a sus candidatos en 2024. Fue por eso que la ultraderecha decidió sumarse al conflicto de la Universidad de las Américas Puebla y respaldar a la familia Jenkins de Landa. Su apoyo, como podrá entender, no fue desinteresado ni perseguía la defensa de una institución de prestigio sino que tuvo como objetivo congraciarse con un grupo que pudiera aportar recursos constantes y sonantes para la sucesión en 2024. La preocupación de Lalito radica en que en la carrera existen muchos obstáculos en su camino y está enfilado a convertirse en un guiñapo al servicio de los intereses de la ultraderecha. ¿Acaso cree que lo ven como su única carta para llegar al poder? Eso es lo que le han hecho creer. Pero en Puebla pesa más el apellido que la capacidad -aunque Lalito no tiene ninguna- y en cualquier momento el alcalde puede ser marginado. En otras palabras: es un simple ariete. En el caso del PAN, Lalito está muy preocupado porque parece (aclaramos, pa-re-ce) que se dio cuenta que solito no puede y por eso busca acercamientos con los enemigos. Esos encuentros han sido solo para la foto, pues los interlocutores siguen viendo al mismo político: obstinado, cegatón y díscolo. ¿Así se puede construir una candidatura? Es obvio que no. Y a eso hay que agregarle que cayó de la gracia del epicentro de poder en Puebla, pero esa es otra historia. 

 

Lucro, lucro, lucro 

Carolina Beauregard Martínez llegó a San Lázaro porque el mejor activo de su campaña estaba en Morena: Saúl Huerta Corona, acusado de abusar de menores de edad. En Puebla, su experiencia política se reduce a una diputación local en la que nadie sabe a ciencia cierta lo que hizo. Ahora que es legisladora federal tampoco se sabe mucho de las cosas que realiza. Esa tal vez es la causa por la que decidió seguir los pasos del presunto extorsionador José Arturo Rueda Sánchez de la Vega y optó por subirse al lucro político por el cobarde asesinato de la abogada Cecilia Monzón Pérez. Y tan sigue en el mismo barco que ayer posteó en sus redes sociales lo siguiente: “En el caso de #CeciliaMonzón no nos van a callar”. Seguiremos alzando la voz desde la Cámara de Diputados para pedir que la Fiscalía General del Estado de Puebla aclare el feminicidio. Veo un par de plumas cuestionando la exigencia de Diputados PAN, pues No nos van a silenciar. #JusticiaParaCecilia”. (No se ría, eso fue lo escribió). Como nosotros fuimos una de esas plumas que criticamos el deleznable lucro que trae la diputada es porque nos damos por aludidos con su comentario. Solo una aclaración: Ni queremos callarla, ni queremos que haga lo que nosotros queremos. Pero, nos gustaría que nos explicara, por ejemplo, cuándo denunció con Rafael Moreno Valle Rosas el incremento de los feminicidios o la violencia política de género que cometieron contra muchas mujeres políticas en la entidad. Así que insistimos: Mientras usted no deje de lucrar, nosotros no dejaremos de señalarlo. Es cuando, diputada. (Pero no se enoje). 

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