Las principales ciudades de Francia vivieron este jueves una nueva jornada de protestas convocadas por ocho sindicatos nacionales, en rechazo a las medidas de ajuste incluidas en el próximo proyecto presupuestario.
De acuerdo con cifras oficiales, unas 85 mil personas participaron en las movilizaciones a nivel nacional, un número significativamente menor a la gran jornada del pasado 18 de septiembre, cuando se estima que entre 500 mil y 1 millón de ciudadanos salieron a las calles.
Las marchas se concentraron en París, Lyon, Marsella, Toulouse y Burdeos, donde trabajadores del sector público y privado exigieron que el primer ministro Sébastien Lecornu rectifique antes de presentar el nuevo texto presupuestario al Parlamento.
Entre las principales demandas se encuentra la protección del poder adquisitivo frente a la inflación, garantías de financiamiento para servicios públicos esenciales y un rechazo a recortes en programas sociales.
En la capital, los manifestantes recorrieron desde la Plaza de la República hasta la Bastilla, en un ambiente mayoritariamente pacífico aunque marcado por un fuerte dispositivo policial.
Los líderes sindicales advirtieron que, aunque la participación disminuyó respecto a septiembre, las movilizaciones continuarán si el gobierno francés mantiene lo que califican como un presupuesto de austeridad. “Es un aviso claro: la calle sigue vigilante y no aceptará retrocesos en derechos sociales”, señaló Laurent Berger, dirigente de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT).
El gobierno, por su parte, ha insistido en que el nuevo presupuesto busca garantizar estabilidad financiera y capacidad de inversión en un contexto internacional de incertidumbre económica.