Una amenaza escrita, una mochila con explosivos y un edificio en llamas fueron los elementos que activaron este miércoles el cierre parcial del Oktoberfest en Múnich, el festival de cerveza más grande del mundo.
Todo comenzó antes del amanecer
La policía de Baviera informó que, en el norte de Múnich, un hombre de 57 años, ciudadano alemán, se suicidó tras detonar un artefacto explosivo en un edificio residencial, el cual también fue incendiado. Las autoridades creen que el hecho está relacionado con una disputa doméstica.
En el lugar del incidente, los equipos forenses encontraron una carta escrita por el sospechoso con una amenaza no específica de bomba dirigida al Oktoberfest.
Dos mujeres heridas
En la explosión resultaron heridas la madre del atacante (81 años) y su hija (21 años), quien tiene doble nacionalidad alemana-brasileña. Ambas fueron hospitalizadas.
Además, se localizaron trampas explosivas dentro del edificio, lo que obligó a movilizar a equipos especializados para su desactivación. También se encontró una furgoneta completamente calcinada.
Oktoberfest: cierre por seguridad
Horas más tarde, y al otro lado de la ciudad, la policía evacuó el recinto del Oktoberfest como medida preventiva, mientras se realizaban búsquedas con perros rastreadores y tecnología especializada.
El festival, que comenzó el 20 de septiembre y termina este domingo, fue cerrado al menos hasta las 17:00 horas (hora local).
Más de 500 agentes fueron desplegados para garantizar la seguridad, informó el ministro del Interior, Alexander Dobrindt.
Un recuerdo que sigue vivo
La amenaza revive un trágico episodio de 1980, cuando un atentado neonazi dejó 13 muertos y más de 200 heridos en el mismo Oktoberfest. El responsable fue Gundolf Köhler, simpatizante de un grupo de extrema derecha.