La noche del 15 de septiembre, en el Palacio Municipal, dos parejas cruzaron el portón: el gobernador Alejandro Armenta y su esposa, y el alcalde Pepe Chedraui y su esposa.
Caminaron lentamente entre saludos de los invitados a la cena mexicana.
El gobernador y doña Ceci Arellano siguieron saludando por su lado.
De pronto, en una mesa —donde se hallaba Víctor Gabriel Chedraui—, apareció Damián Hernández, el hombre fuerte de la administración de Enrique Agüera.
Ambos sonrieron y se abrazaron.
Y algo comentaron brevemente.
Fue un saludo normal en esa noche mexicana: un saludo que hoy regresa, con los matices del caso, en la antesala del anuncio de la rectora Lilia Cedillo: que Damián Hernández, coordinador de Proyectos Institucionales de la BUAP, ocupará la Secretaría General de la universidad en lugar de José Manuel Alonso, quien se convertirá en asesor de la rectora en el segundo periodo de ésta, mismo que inicia el 4 de octubre.
La semana pasada, en una sobremesa —a la sombra de lo que algún día fue un jabalí—, una voz adelantó el cambio que este martes se confirmó.
E inevitablemente pensé en la imagen de la cena mexicana en el Palacio de Charlie Hall.
Damián tuvo días de gloria con el rector Agüera.
Cómo olvidarlo.
Y esos días se extendieron a lo largo de varios años.
Muchas cosas importantes pasaron por sus manos.
Y fue también el encargado de enviar señales contundentes a varios miembros de la universidad.
Ganó amigos y enemigos.
Unos, celebrarán su llegada.
Otros, se lamentarán.
Es la ley de la vida y del poder.
Además de la buena relación que tiene con el gobernador Armenta, Damián ha hecho una gran relación con José Luis García Parra, coordinador de Gabinete del gobierno estatal.
Por cierto: el nombre de Jorge David Cortés suena también en los corredores de la universidad.
Él y Damián tuvieron papeles importantes en la gestión agüerista.
Hoy, al parecer, el destino los unirá de nuevo.
