Un giro inesperado en el futuro de la casa de moda Giorgio Armani se conoció este viernes, tras revelarse nuevas disposiciones contenidas en el testamento del diseñador, fallecido el pasado 4 de septiembre a los 91 años.
De acuerdo con medios italianos y agencias internacionales, Armani dejó establecido que sus herederos deberán vender al menos el 15 % de la compañía en un plazo máximo de 18 meses después de la apertura del testamento. En una segunda fase, prevista entre los tres y cinco años posteriores a su muerte, deberán desprenderse de un porcentaje mayor que oscilará entre el 30 % y el 54,9 %, al mismo comprador que haya adquirido la primera participación.
Como alternativa a la venta, el testamento de Giorgio Armani contempla la opción de cotizar la empresa en Bolsa, preferentemente en Italia, o en un mercado considerado de “similar prestigio”.
Los documentos señalan como destinatarios preferentes a grandes grupos del lujo con vínculos previos con la marca, entre ellos LVMH, L’Oréal y EssilorLuxottica.
El diseñador también dispuso que la Fundación Giorgio Armani, creada en 2016, retenga una participación significativa —en torno al 30 % del capital— para garantizar la independencia y los valores de la firma.
La gestión estratégica quedará en manos de Pantaleo “Leo” Dell’Orco, colaborador de confianza y mano derecha del modista, junto con familiares que ya participan en la estructura directiva.
La revelación marca un cambio radical respecto a la postura que mantuvo Armani en vida, siempre reacio a perder el control de su casa de moda o a sacarla al mercado bursátil. Ahora, sus últimas voluntades abren la puerta a una transformación corporativa de gran calado, que podría redefinir el mapa del lujo internacional.