Durante varias semanas, a partir de mediados de marzo, Anabel Hernández y otros más dijeron que en México se descubren casos brutales de huachicol fiscal, pero ninguno de los responsables es detenido.
Tanto lo dijeron que se volvió cantaleta.
¿Qué hicieron en ese periodo la presidenta Claudia Sheinbaum y Omar García Harfuch?
El segundo, investigar.
La primera, atar cabos, darse al análisis profundo (a partir de los datos duros que arrojaba la investigación), y definir una ruta crítica.
Y es que la brutal trama del barco Challenge Procyan, que puso el foco sobre el huachicol fiscal, es reveladora.
El periodista Carlos Carabaña, de EL PAÍS, hizo una buena crónica:
“A mediados de marzo este buque petrolero atracó en puerto de Tampico en Tamaulipas desde Texas (Estados Unidos). Su carga declarada era aditivos para aceites lubricantes, pero cuando sus bodegas fueron inspeccionadas por inconsistencias en la información fiscal, descubrieron que en realidad transportaban diésel. Tras este hallazgo, las autoridades catearon un predio cercano a la ciudad de Altamira, donde incautaron 10 millones de litros de diésel, 192 contenedores y 32 vehículos”.
La columna ¡Terrible! ¡Bebamos!, cuyo autor es Don Ciccio, reveló el 29 de abril la siguiente información:
“HAY UN SEÑOR LIGADO A UNA TRAMA muy extraña que tiene que ver con 10 millones de litros de diésel —además de armamento y tractocamiones—, asegurados por Omar García Harfuch en predios del municipio de Altamira, Tamaulipas.
“ESE SEÑOR LLEVA DOS APELLIDOS idénticos a los de otro señor que desayunaba los viernes en el Gran Fiesta Americana de Puebla: el general Mario Ayón Rodríguez, ya fallecido. Don Mario, hay que decirlo, fue secretario de Seguridad Pública en el gobierno de Mario Marín.
“EL OTRO AYÓN RODRÍGUEZ, Ricardo, está asociado, en la empresa Intanza, con Ramiro Rocha Alvarado, quienes a su vez son socios de Francisco Javier Antonio Martínez en otra empresa: Comercializadora de Bienes y Servicios de Nuevo León Belure.
“ESTE SEÑOR MARTÍNEZ —quien se inició como taquero— asumió la dirección de ASIPONA (Administración del Sistema Portuario Nacional), en Tampico, en marzo de 2024, un mes antes de que Intanza ‘ingresara por primera vez a ese puerto con un cargamento de supuestos aditivos’.
“UNA NOTA PERIODÍSTICA de El Economista refiere que las autoridades —encabezadas por García Harfuch— identificaron un buque sospechoso que arribó al puerto de Tampico el 19 de marzo con un supuesto cargamento de aditivos para aceites lubricantes. Tras labores de inteligencia, se determinó que el barco transportaba diésel de procedencia ilegal, por lo que fue interceptado y asegurado.
“MÁS ALLÁ DE QUE RESULTA extraña y sospechosa la sociedad que tienen el funcionario público y extaquero (ligado al puerto de Tampico) con los otros dos personajes, llaman la atención los apellidos Ayón Rodríguez en el ambiente político de Puebla.
“Y ES QUE HAY OTRO AYÓN RODRÍGUEZ que también pasó por aquí —y que hacía tertulia con varios poblanos distinguidos—: el general Sergio Ayón, hermano de don Mario. Ambos, por cierto, originarios de Pátzcuaro, Michoacán.
“LA DUDA QUE MATA, junto con la trama del mayor decomiso de huachicol fiscal en la historia de México, tiene que ver con los apellidos del empresario involucrado y los generales.
“NOTA BENE: el megabuque cisterna Challenge Procyon, en el que se transportaron los diez millones de litros de diésel —camuflados como inocentes aditivos para aceites lubricantes—, zarpó de Texas y arribó al puerto de Tampico (un soleado día del 19 de marzo), mismo que era custodiado por uno de los socios de este señor Ayón Rodríguez. Disculpe el lector la maldita suspicacia”.
Regresemos a las horas recientes en la pluma de Carabaña:
“El vicealmirante Manuel Roberto Farías Laguna iba vestido con su uniforme blanco de gala. ‘¿Protesta desempeñar, leal y patrióticamente, el cargo de comandante de la Décima Segunda Zona Naval, así como guardar y hacer guardar la Constitución política mexicana y las leyes que de ella emanen?’, le preguntaron en Puerto Vallarta (Jalisco). ‘¡Sí, protesto!’, contestó el marino. ‘Si no lo hiciera así, que la nación se lo demande’.
Este sábado se ha anunciado que Farías Laguna, un nombre que sonó como posible secretario de Marina, ha sido detenido, con al menos una decena más de funcionarios y empresarios, por formar parte de una red de contrabando de combustibles.
“(…) La detención de Farías Laguna es caza mayor. Él y su hermano Fernando, también marino, son sobrinos políticos del almirante José Rafael Ojeda Durán, cabeza de la Secretaría de Marina durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador (2018-2024). Hasta donde se sabe, Farías Laguna es el funcionario de mayor rango detenido en lo que va del sexenio de Claudia Sheinbaum”.
Sus ascensos fueron vertiginosos: oficial subalterno, oficial de cargo, oficial de máquinas, segundo comandante, comandante de patrullas interceptoras…
Y agrega Carabaña:
“Farías Laguna tuvo cargos más políticos como ser secretario particular del almirante Ojeda Durán. Su ascenso en solo dos años de contraalmirante a vicealmirante, segundo peldaño en importancia en la Marina, levantó suspicacias entre sus compañeros, según reporta la prensa mexicana.
“(…) El periodista Carlos Loret de Mola aseguraba que fuentes de la Secretaría denunciaban que los dos hermanos eran ‘los encargados de la toma de decisiones sobre el ejercicio del presupuesto’, y también metían mano ‘en los ascensos, promociones, agregadurías y comisiones’.
“De acuerdo a su información, se servían de las adjudicaciones directas de contratos a empresas amigas para todo tipo de servicios de la institución, incluyendo los relacionados con el corredor industrial del Istmo de Tehuantepec. “También se les acusó, a finales de 2024, de haber colocado a dos capitanes en el aeropuerto de Ciudad de México y, desde ahí, repetir el esquema de adjudicar los proyectos a contratistas cercanos”.
El pecho del vicealmirante Farías Laguna está lleno de medallas y condecoraciones, tales como de Perseverancia de Sexta a Segunda clase, Condecoración por mérito especial, la Legión de Honor, el Sable de Mando”, y múltiples menciones honoríficas “por haber demostrado esmero y eficacia en los actos para coadyuvar y mejorar las coordinaciones de seguridad en las regiones del territorio nacional”.
Ahora puede añadir una nueva distinción, dice Carlos Carabaña: “la de ser el funcionario de más rango detenido durante la Administración de Sheinbaum”.
Éste, sin duda alguna, no sólo es el mayor golpe a la corrupción en los últimos años, sino el mayor golpe político.
Y es que los actores en juego representan intereses poderosos.
La presidenta Sheinbaum acaba de tirar el tablero.
Las torres, los caballos y los peones han empezado a correr.
¿Y qué decir de la Reina, el Rey y los alfiles?
Mañana continuamos.