A días de empezar el ciclo escolar en la educación básica, ya antes lo habían hecho las universidades, los comentarios de los padres de familia y de los prestadores de servicio son de gran beneplácito, los primeros porque en su gran mayoría tienen a sus hijos en guardería o al cuidado de los mismos en alguna institución, los cursos de verano ayudaron mucho; sin embargo, no hay instituciones públicas que los lleven a cabo sin costo. Los segundos, particularmente los de servicio del transporte, venta de alimentos y otros, también ya urgían que se apresuraran los ciclos escolares.
Si bien es cierto que las vacaciones o recesos ayudan a los docentes a liberar cargas y algunos a seguirse preparando académicamente, estos periodos se prolongan como el de esta ocasión y sí tiene su ingrediente en lo que tiene que ver con las economías familiares.
Estos periodos incluso son utilizados por algunos padres de familia o abuelos para enviar a trabajar a los niños y adolescentes, afortunadamente son los menos.
Por ejemplo, en el caso de los jóvenes que cursan los bachilleratos o universidades, se trasladan a ciudades prósperas en el empleo como Querétaro, para desarrollar una labor que les reditúe dividendos para que al regreso tengan para cubrir sus necesidades de vestido y alimentación. Aunque hay que citarlo, hay un apoyo importante del gobierno federal sectorizado a la educación; en muchos casos no es suficiente.
Sin duda son eventos que traerán consigo encuentros y desencuentros. Los salones que tardaron 60 días o más en completo silencio tendrán algarabías, los alumnos nuevos que llegarán a conocer a los que ya se encontraban el ciclo pasado tendrán que conocer otros mundos.
Las colectivas que circulaban semivacías ahora tendrán la mayoría sobrecupo, la señora de los tamales y atoles, las tiendas de papelería se verán abarrotadas. Se reactiva también la economía.
En las grandes ciudades empiezan los días de caos, de automovilistas que se estacionan en doble y triple fila, de conductores sin una educación vial que llegan hasta provocar ira en los que acuden a llevar a sus hijos a las instituciones educativas e incluso riñas innecesarias, solo porque no le hizo caso al despertador.
El COMANDANTE ORESTE que a diario se topa con las personas que ven las de Caín, nos obsequia unas letras:
MALABARES EN INICIO DE CLASES
Ahora nos toca abonar
lo que alguna vez hicimos
poco o mucho aprendimos
lo tenemos que soltar
hoy nos tocará forrar
las libretas a montones
sembrando las ilusiones
recordando nuestro andar
cuando todo era trotar
impulsándose a empellones…
