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jueves, agosto 21, 2025

La política en México, la hipocresía periodística y la manipulación de masas

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Hoy voy a tocar un tema complejo, relevante y sin condiciones: la política mexicana, la hipocresía periodística y la ciudadanía demandante, que toca aspectos fundamentales del poder, la información y la percepción pública.

Es decir, cómo se detenta el poder legitimado por votaciones tramposas; la información hipócrita, cínica y vendida al mejor postor; y lo más delicado, la percepción de las masas manipuladas e ignorantes a causa de su analfabetismo general y político.

El planteamiento es muy sencillo, si hacemos un análisis general y sin fines políticos o de lucro, todos quedamos contentos, aunque Aristóteles insista en que somos Animales Políticos.

La política mexicana se ha caracterizado históricamente por una Corrupción estructural desde el porfiriato hasta el prianismo.

A pesar de cambios de partido o la ingenuamente llamada alternancia, la corrupción ha sido una constante que socava la confianza ciudadana.

Muchos políticos apelan a discursos populistas y prácticas clientelares para conservar el poder o para conseguirlo y mantenerse en él.

Aunque se ha dado alternancia de partidos (PRI, PAN, Morena), muchas estructuras de poder siguen operando de manera similar.

No nos confundamos, la política es la política y quien se jacta de conocerla debe saber y entender a lo que me refiero.

Por ejemplo, en los últimos años, el papel del ejército ha crecido en funciones civiles, y el poder presidencial ha vuelto a concentrarse con fuerza.

El presidencialismo mexicano se va quedando corto. Si Jorge Carpizo viviera, de inmediato actualizaría sus análisis en una nueva edición de su libro con temas paradisiacos y de investigación científica.

Desde la perspectiva periodística, México es uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo, pero eso convive con otra realidad:

Existen periodistas y medios independientes que hacen investigaciones profundas y arriesgadas.

Por otro lado, muchos otros medios tradicionales dependen de la publicidad oficial o están alineados y alienados con intereses políticos o empresariales. Esto limita su imparcialidad además de que ni les interesa dicha objetividad.

Es muy evidente que algunos medios que antes servían al poder, ahora se presentan como críticos sin haber cambiado sus prácticas.

Otros que critican a un gobierno, callaron ante los abusos de gobiernos anteriores.

No me dejarán mentir, todos aquellos a quienes les queda el saco, respecto a periodistas, que se indignan selectivamente, según quién esté en el poder.

En este sentido, se da un fenómeno particularmente problemático: es la complicidad silenciosa entre periodistas, medios y políticos. Esto ocurre cuando se encubren casos de corrupción de aliados políticos; se exageran o distorsionan hechos para atacar a opositores; se ocultan datos incómodos para proteger intereses económicos o electorales.

En este contexto, las redes sociales juegan un papel preponderante y ambiguo: permitiendo la difusión de voces críticas e independientes; siendo terreno fértil para la desinformación mediante campañas pagadas y la polarización artificial.

Muchos ciudadanos, si no es que la mayor parte de ellos, ya no confían ni en los medios tradicionales ni en los alternativos.

¿Qué podemos hacer?: fomentar el pensamiento crítico y el consumo consciente de información objetiva.

La objetividad se da no en el individuo, ni siquiera en el investigador sino en el método. El método es el que tiene que ser objetivo y bien planteado. Esto quiere decir que: la producción de resultados, no estén influenciada por las opiniones, creencias o prejuicios personales del investigador.

Hay que entender que la verdad no tiene dueño, y que la crítica no debe depender del color del partido en el poder.

 

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