En marzo pasado se cumplieron tres años de aquella lamentable bronca en Querétaro entre Gallos y Atlas. Se tuvo la oportunidad de tomar medidas ejemplares y, seis torneos después, todo sigue igual en la Liga MX.
Una vez más la euforia de los goles fue eclipsada por la furia de los golpes. Horas antes del Puebla vs Atlético de San Luis, hubo disparos afuera del Estadio Cuauhtémoc por un enfrentamiento entre grupos que quieren seguir haciendo negocio cobrando por un lugar en el estacionamiento.
Total desacato a la autoridad, ya que el gobierno que encabeza Alejandro Armenta había quitado el control a estos grupos con el fin de que ir en auto fuera gratuito y seguro para los aficionados.
Lo que pasó en Guadalajara y Monterrey es preocupante al ser sedes del Mundial en 2026. En el Chivas vs FC Juárez, golpes entre el hermano de Ángel Zaldívar y algunos aficionados en plena tribuna; en el Tigres vs América, agresiones entre aficionados de ambos equipos también en la grada.
En un comunicado verdaderamente vergonzoso, la Liga MX se volvió a lavar las manos al asegurar que “no hubo lesionados”. Basta meterse a Twitter para encontrar videos en los que claramente se ve a energúmenos pateando en la cabeza a tipos en el suelo.
Más que para apoyar a tu equipo de manera sana, los partidos son usados por esta gentuza para sacar sus frustraciones y resentimientos personales. Resultado de la sociedad en la que vivimos y en la que a las autoridades les falta rigor para que se respete la ley.
Con esto queda claro que el Fan ID fue un fracaso rotundo; curita con el que se quiso detener una hemorragia que parece no tener fin. Comparado con el Querétaro vs Atlas del 2022, lo del pasado fin de semana fue “peccata minuta” y solo una bolsa más de basura puesta debajo de la alfombra.
Todo lo expuesto ha servido como caldo de cultivo idóneo para crear un monstruo que sigue creciendo y que cada vez es más difícil de controlar. En 2026, ante los ojos del mundo, la bomba podría explotar y, hay que recordarle al futbol mexicano, que a la FIFA ya no podrá engañar.
El monstruo de las mil cabezas
