Este viernes, una protesta vecinal provocó el cierre total de la caseta San Marcos en la autopista México-Puebla, generando un severo caos vehicular desde las primeras horas del día.
Desde las 7:00 de la mañana, habitantes de la región bloquearon completamente esta vía en demanda de agua potable, mayor seguridad y cumplimiento de obras públicas prometidas por las autoridades. Esta autopista es una de las más transitadas del país, con más de 70 mil vehículos diarios, entre transporte de carga, turismo y autos particulares.
Durante varias horas, los manifestantes también interrumpieron el cobro de peaje, lo que afectó las operaciones y la recaudación de Caminos y Puentes Federales (Capufe), operador de esta caseta clave para la conexión entre la Ciudad de México y Puebla.
El cierre obligó a miles de conductores a buscar rutas alternas, como la carretera federal México-Puebla, lo que colapsó municipios como Chalco, Ixtapaluca y zonas del oriente del Valle de México. Transportistas, familias en tránsito y pasajeros de autobuses quedaron varados por más de cuatro horas, sin alternativas claras para continuar su camino.
La situación provocó frustración generalizada entre los afectados, mientras que ninguna autoridad estatal o federal ofreció, durante la mañana, una postura oficial ni se anunciaron mesas de diálogo activas. La falta de respuesta incrementó el descontento ciudadano y el impacto logístico.
A las 11:21 horas, Capufe informó que los manifestantes se retiraron del lugar, permitiendo la reapertura de la autopista en ambos sentidos. No obstante, la dependencia exhortó a los automovilistas a conducir con precaución debido a la alta carga vehicular acumulada tras el cierre prolongado.
El impacto económico y logístico del bloqueo, aunque de pocas horas, ya se perfila como significativo para la movilidad regional y las cadenas de suministro.