Tesla enfrenta un segundo trimestre complicado, con una caída del 14 % en sus ventas globales de automóviles. La empresa entregó 384 mil unidades entre abril y junio, cifra inferior a las 444 mil del mismo periodo del año anterior. Esta tendencia negativa se arrastra desde el año pasado, cuando la compañía reportó su primera baja anual en más de una década.
Elon Musk, director ejecutivo de Tesla, ha apostado por el desarrollo de la conducción autónoma, priorizándola por encima del lanzamiento de nuevos modelos. Esta decisión ha generado dudas entre analistas, ya que la limitada gama de vehículos de Tesla enfrenta una competencia cada vez más fuerte por parte de fabricantes chinos como BYD y marcas occidentales como General Motors, Volkswagen y BMW.
Pese al retroceso en ventas, Tesla mantiene una valoración bursátil superior a los 940 mil millones de dólares, gracias al optimismo de inversionistas que comparten la visión de Musk sobre el futuro de la movilidad sin conductor. Wall Street ya anticipaba la caída, lo que evitó mayores sacudidas en el precio de sus acciones, aunque el martes estas descendieron un 5.3 %, con una pérdida de más de 55 mil millones de dólares en capitalización bursátil.
Mientras tanto, Tesla inició pruebas de su flota de “robotaxis” en Austin, Texas, con modelos Y modificados que transportaron a invitados seleccionados. Aunque algunos elogiaron la experiencia, videos en redes sociales revelaron fallos como frenadas bruscas, detenciones en intersecciones y necesidad de intervención humana, lo que demuestra que la tecnología aún no está lista para operar sin supervisión.
La semana pasada, Musk destacó en su red social X que un Tesla logró completar un viaje completamente autónomo, sin pasajeros ni operadores remotos, desde la fábrica de la empresa hasta un cliente. Sin embargo, el vehículo terminó estacionado en un área prohibida, lo que generó nuevas críticas sobre la fiabilidad del sistema.
A nivel financiero, la empresa estuvo cerca de reportar pérdidas en el primer trimestre. Solo evitó números rojos gracias a 447 millones de dólares obtenidos por la venta de créditos de emisiones a empresas contaminantes. La administración de Donald Trump ha propuesto eliminar estos incentivos como parte de su agenda de recorte de subsidios.
El distanciamiento entre Musk y Trump ha escalado a un enfrentamiento público. El presidente amenazó con cortar los subsidios federales que han beneficiado a Tesla y SpaceX, y sugirió incluso una posible deportación del empresario, originario de Sudáfrica. Musk, por su parte, respondió que apoyaría financieramente campañas contra legisladores que respalden los recortes y planteó la creación de un nuevo partido político, aunque analistas señalan que su verdadera intención sería dividir al Partido Republicano.
La tensión se agravó tras la aprobación de un nuevo paquete fiscal en el Senado, impulsado por Trump, que recorta gastos y elimina incentivos para la compra de vehículos eléctricos. Musk, quien anteriormente encabezó el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), ahora se encuentra en una abierta confrontación con su antiguo aliado político.