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viernes, junio 27, 2025

Ríndete, luego co-crea

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Ríndete, luego co-crea

“Fix your heart or die” – David Lynch

Alan Watts exploró a lo largo de su vida intelectual diversos sistemas de pensamiento: budismo, taoísmo, cristianismo, hinduismo y, en general, casi todo lo que terminaba en “-ismo”.

Sin embargo, se dio cuenta de que cuanto más estudiaba, menos entendía; así que harto de no encontrar respuestas a sus preguntas, llegó al momento de la rendición, y, para su sorpresa, después de ese momento, lo entendió.

Considerando los trágicos eventos que acontecen a nivel mundial, reconozco que, aunque existen millones de pensamientos emanando del inconsciente colectivo respecto a ellos, muy pocas personas tienen conocimiento —para empezar—, de por qué existen conflictos entre Irán e Israel o, no vayamos tan lejos, de lo que sucede en México.

Y no los juzgo. A decir verdad, con tal ritmo de vida entiendo que las personas estén más enfocadas atendiendo cosas —desde su punto de vista— más importantes: qué va a comer la familia esta semana, los gastos escolares, el pago de la renta…

Reconozcamos que todos, en algún momento, nos hemos dejado arrastrar por la vida misma.

Pero, ¿qué tienen que ver los conflictos internacionales con esto?

Resulta que los seres humanos, tenemos la capacidad de crear incluso sin ser conscientes de ello. Es un superpoder que hemos olvidado —o nos hicieron olvidar— durante generaciones.

Y aunque no me enfocaré en la materialización per se, en esta entrada, querido hipócrita lector, vengo a hacerle una amable invitación: ríndase a lo que acontece.

No en un sentido fatalista ni de volvernos ignorantes para ser felices mientras el mundo se sigue jodiendo.

Tampoco se trata de bajar los brazos, sino de dejar de pelear contra lo que no controlamos, para poder ver con claridad lo que sí.

Si bien, el hecho de existir nos implica cierta responsabilidad como individuos, padres, madres, hijos, hermanos y ciudadanos…

Y no me mal interprete: apuesto mucho a que las personas se cuestionen respecto a la vida social y política.

Pero la cosa no va por ahí.

Rendirse —como le pasó a Watts— no significa claudicar.

Significa detener la persecución constante para mirar con otros ojos.

Solo entonces uno se da cuenta de que aquello que tanto mira afuera vive dentro.

Porque sí, tenemos un superpoder: la capacidad de crear con el pensamiento.

Y si esto es cierto —si de verdad estamos creando todo el tiempo, aunque no lo sepamos— entonces vale la pena preguntarse:
¿Qué estoy creando con lo que pienso todos los días?

Quizá no podamos resolver el conflicto en Medio Oriente, ni detener la inflación, frenar la violencia o cambiar el sistema educativo con solo cerrar los ojos y desearlo.
Pero sí podemos empezar por crear otra cosa en nosotros:
Una pausa.
Una idea distinta.
Una mínima rendición que nos devuelva nuestro poder creador.

Y en este sentido, estoy convencida de que los millones de pensamientos que habitan el inconsciente colectivo pueden transformar la realidad que todos estamos experimentando.

Los conflictos políticos, la desigualdad, el odio y la falta de comprensión aún habitan en la mayoría de nosotros y no podemos evitar reflejarlo en el mundo exterior.
Así que ríndase ante ellos —no para ignorarlos, sino para dejar de perseguir soluciones desde el miedo o la herida.
Porque cuando dejamos de emitir juicios, podemos observarnos y comenzar a ser ciudadanos conscientes.

De no ser así, estaríamos proponiendo a cualquiera para recibir un premio por la paz.

Bajo esta premisa, ¿usted qué podría estar cambiando afuera desde adentro?

 

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