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miércoles, junio 25, 2025

Hacia la marcha del orgullo “pride”gay

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A 15 años de la partida de Carlos Monsivais, faltaba más, en el mes del orgullo gay —en inglés PRIDE (Personal Rights in Defense and Education)— Hipócrita Lector recuperó una crónica maravillosa “Los 41 y la gran redada” en donde Monsivais narra los pormenores de un acontecimiento sucedido en 1901 que cimbró a la alta sociedad porfiriana y marcó un antes y un después en la forma de entender la manera en la que se relacionan, expresan y defienden sus derechos la comunidad LGBTIQ+.

A 123 años de la redada y 15 de la partida de Monsiváis mucho ha cambiado en nuestro país. Sobre todo en el nuevo siglo se han dado grandes avances legislativos, como el derecho al matrimonio, la identidad de género, el acceso a seguridad social y la protección contra crímenes de odio. Estos avances aún son insuficientes y lo podemos constatar con los datos que ofrece la CONAPRED (Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación).

A pesar de vivir en un país de libertades y con un gobierno progresista encabezado por una mujer, la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, aún permean las condiciones estructurales que vuelven desafíos persistentes a los más atroces, como son, los crímenes de odio, transfeminicidios y la discriminación cotidiana. Por ello es de celebrar que la comunidad tome el espacio público para visibilizarse, inconformarse y celebrar que a pesar de tanto odio, pueda premiar el amor.

Las encuestas indican por ejemplo que puebla no solo es homofóbica, sino que también es machista, racista y clasista, de acuerdo con datos del INEGI (Instituto Nacional de Estadistica y Geografía), el 30.6 % de la población mayor de 18 años reportó haber sufrido al menos un acto discriminatorio entre julio de 2021 y septiembre de 2022, colocándose como la segunda entidad con mayor prevalencia de discriminación a nivel nacional. Este panorama se agrava en el caso de la comunidad LGBTIQ+, pues el 37.3 % de sus integrantes manifestó haber sido discriminado en el mismo periodo, en gran medida por razones vinculadas a su expresión de género o identidad. Asimismo, las diferencias por género también son notorias: el 24.5 % de las mujeres en Puebla sufrió actos discriminatorios, frente al 22.8 % de los hombres, lo que pone en evidencia la persistencia del machismo y la misoginia como formas normalizadas de exclusión.

Lo anterior es alarmante pues en Puebla según INEGI residen aproximadamente 267 mil 078 personas que se autoidentifican parte de la comunidad, es decir, un aproximado del 5% de la población en nuestro estado, cifra que coloca a nuestra entidad como la sexta con mayor población LGBTIQ+.

De ahí que haya aún grandes pendientes, sobre todo para cambiar estas realidades estructurales que mantienen vigente cualquier tipo de discriminación. Y esa es la cuestión relevante y poco discutida por nuestras autoridades gubernamentales: ¿Cómo cambiar las prácticas prejuiciosas que fomentan la discriminación en nuestra sociedad?

 

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