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jueves, junio 19, 2025

Dominar el fuego

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La metáfora de soberanía tecnológica, en los tiempos de la digitalización, se refiere a la capacidad del Estado para desarrollar, controlar y proteger sus propias tecnologías y sistemas de información, garantizando así su independencia frente a proveedores extranjeros y la gestión autónoma de datos y recursos digitales críticos.

En la situación de aceleración actual, esta soberanía es fundamental para preservar la seguridad nacional, la privacidad de la ciudadanía y la autonomía económica y política. Pero vayamos con cuidado: una metáfora como esta no solo facilita nuestra comprensión, sino que también moldea nuestra percepción y actitud hacia la tecnología, aunque su adopción no asegura que quien la emplea pueda dar una definición formal y completa del concepto.

La mitología y la tecnología comparten una dimensión simbólica profunda: la tecnología digital, sobre todo lo que concierne a las tecnologías basadas en la IA, puede entenderse como una reinterpretación de la magia antigua. Según el historiador, Yuval Noah Harari, la diferencia fundamental estriba en que la magia se basaba en la fe y en rituales sin base científica, mientras que la tecnología moderna se apoya en la ciencia y la experimentación, una ciencia que hoy avanza a velocidad exponencial.

Estos artefactos funcionan como herramientas mágicas en nuestras narrativas contemporáneas, reflejando la aspiración humana de dominar fuerzas poderosas de manera similar a como los dioses ejercían soberanía sobre el fuego. Tecnologías como las basadas en la inteligencia artificial y las redes sociales han multiplicado el poder y el alcance de las de los mensajes y ayudan a construir ficciones colectivas y metáforas tecnológicas. En este sentido, la soberanía tecnológica en el sur global se presenta como un mito moderno que expresa la necesidad de autonomía y el poder en el ámbito digital y técnico, evocando la idea clásica de soberanía como capacidad creadora y organizadora.

El dominar el fuego marcó un antes y un después en la historia, y numerosas culturas antiguas crearon mitos sobre cómo sus antepasados lograron arrebatárselo a los dioses, quienes siempre desconfiaban de sus propias criaturas. Así, el saber producir y usar el fuego se convirtió en símbolo de poder, ingenio y libertad, marcando el inicio de una nueva era en la evolución humana.

Las culturas originales mexicanas no tenían como actor principal a un Prometeo sino a un animal, el tlacuache es en estas narrativas el ladrón más frecuente. En la tradición náhuatl, se cuenta que el fuego cayó desde una estrella y fue resguardado por gigantes de la montaña, quienes pusieron un tigre como guardián. En 2025 podemos preguntarnos ¿quiénes son los gigantes que custodian el conocimiento y la tecnología?, ¿quién es el tigre que impone barreras y vigila celosamente el acceso?

En la historia de México, hay hitos de soberanía tecnológica que podemos considerar míticos, como la domesticación del maíz, y otros más tangibles y modernos, como la invención de la píldora anticonceptiva o el hierro esponja. En el México del siglo XXI, la soberanía tecnológica digital implica no solo la creación de infraestructura tecnológica propia, sino también la implementación de políticas públicas que promuevan la alfabetización e inclusión digital, reduzcan la brecha en el acceso a tecnologías y fortalezcan la protección de datos personales.

Además, una política de soberanía tecnológica digital debe buscar disminuir la dependencia de México de empresas y tecnologías extranjeras, lo cual es crucial para evitar vulnerabilidades en momentos de tensiones geopolíticas o sanciones económicas. Controlar sistemas de ciberseguridad, criptografía y almacenamiento de datos permite al país actuar con mayor libertad y responder eficazmente a posibles crisis, protegiendo, como ya se ha dicho, la información gubernamental, militar, económica y, sobre todo, la de los ciudadanos.

Sin embargo, nuestro México de la era digital y de la IA enfrenta retos importantes para consolidar esta soberanía. Entre ellos están la resistencia institucional para adoptar nuevas tecnologías, la necesidad de infraestructura robusta para interoperar sistemas gubernamentales y la urgencia de fortalecer la ciberseguridad para proteger nuestras valiosas y sensibles fuentes de información. También persisten desigualdades educativas y en el acceso a Internet y tecnologías, en particular, en zonas rurales y comunidades marginadas, lo que limita la inclusión digital.

Así como el fuego en manos inexpertas podía ser tanto herramienta de progreso como fuente de peligro, las tecnologías digitales y las basadas en la IA exigen precaución, visión estratégica y marcos regulatorios sólidos para evitar vulnerabilidades y malos usos.

En resumen, la soberanía tecnológica en lo digital y en las tecnologías basadas en la IA en México es una estrategia clave para fortalecer la seguridad nacional, promover el desarrollo económico y social y garantizar que la tecnología esté al servicio de la ciudadanía y del Estado. Lograrla requiere una combinación de políticas públicas, inversión en infraestructura, desarrollo de talento local y un enfoque decidido en la protección y gestión autónoma de los recursos digitales. ¿Quiénes serán los tlacuaches de nuestra época, capaces de desafiar obstáculos, usar su ingenio y abrir caminos para que el fuego -ahora convertido en saber digital, inteligencia artificial y autonomía tecnológica- llegue y beneficie a todos? La clave está en la astucia colectiva, la colaboración y el valor de quienes, desde los márgenes, se atreven a imaginar y construir un futuro más libre, sostenible e inclusivo.

https://www.fundacionunam.org.mx/unam-al-dia/pildora-anticonceptiva-la-mayor-contribucion-cientifica-de-mexico/#:~:text=El%20cient%C3%ADfico%2C%20joven%20estudiante%20de,la%20p%C3%ADldora%20anticonceptiva%20en%201951.

https://digital-strategy.ec.europa.eu/en/policies/regulatory-framework-ai

ULISES CORTÉS

Catedrático de Inteligencia Artificial de la Universitat Politècnica de Catalunya. Coordinador Científico del grupo High-Performance Artificial Intelligence del Barcelona Sucercomputing Center. Miembro del Observatori d’Ètica en Intel·ligència Artificial de Catalunya y del Comitè d’Ètica de la Universitat Politècnica de Catalunya. Es miembro del comité ejecutivo de EurAI. Participante como experto de México en el grupo de trabajo Data Governance de la Alianza Global para la Inteligencia Artificial (GPAI). Doctor Honoris Causa por la Universitat de Girona.

 

 

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