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viernes, junio 13, 2025

Forma avanzada de percibir la realidad

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Todo depende de cómo miramos las cosas y no de cómo son en sí mismas”

(Carl Jung)

Partimos de la idea de que el Ser Humano es un sistema.

Es un conjunto de sistemas menores (subsistemas) interrelacionados e interdependientes, que forman un todo holístico y que buscan un mismo objetivo, la salud, el equilibrio, el bienestar,  la calidad de vida, etc.

Un cuerpo enfermo no es víctima inocente de errores de la Naturaleza sino su propio verdugo.

No es suficiente con matar el tiempo con malabarismos y especulaciones gratuitas, se trata de darnos cuenta en dónde estamos parados y qué grado de autoflagelación, inconsciente por supuesto, estamos padeciendo.

Todo sistema cuenta con estos elementos internos: entrada, proceso, salida y retroalimentación, (feedback).

A grandes rasgos, estamos hablando de: alimento nutricional, alimento intelectual, y alimento emocional.

¿Qué le metemos al cuerpo humano para que funcione?

Respecto al Alimento Nutricional, podemos afirmar que la comida que ingerimos diariamente, en promedio tres veces al día, con pequeños “tente en pie” o refrigerios necesarios, dependiendo del grado de ansiedad de cada persona, son los que determinan mi bienestar físico.

En términos generales, existen dos tipos de alimentos nutricionales: los de alta calidad y los de baja o nula calidad.

Los alimentos de alta calidad son los más naturales, los que recogemos de la naturaleza y los que no pasan por tanta y variada tecnología para su conservación.

Alimentos que ingerían nuestros antecesores de la prehistoria.

El ideal es consumirlos directamente de la naturaleza.

Por otro lado, están los “alimentos” de baja o nula calidad nutricional, como son la comida chatarra, la vitamina T, todo lo que está empacado, todo lo que tiene exceso de gluten (“Cerebro de Pan”), exceso de sal, de azúcar, de colesterol, etc.

Ya sabemos que hay una pirámide alimentaria, un plato del buen comer, una jarra del buen beber, pero eso no nos importa, solamente es de interés cuando lo piden de tarea en la escuela primaria.

Los artículos envasados que compramos en los supermercados o en cualquier tiendita de la esquina, son sepulcros de productos embalsamados con conservadores, colorantes y saborizantes artificiales, los cuales, consecuencia de dicho proceso, pierden todo tipo de substancias nutricionales o benéficas para el sistema “organismo humano”.

Un niño que va a la escuela primaria y lleva en su lonche los siguientes productos: sus Chetos, indispensables e insustituibles; su Frutsi, o refresco gaseoso de cualquier marca, dependiente de la economía familiar, por eso de la sed; una rebanada de pizza que quedó del día de ayer, si es lunes es lo más común; finalmente, algunos dulces, que por el hecho de ser niños no pueden faltar como colación y para compartir, en el recreo, con sus compañeros de la escuela.

Por otro lado, están las mamás que envían el itacate del niño con los siguientes alimentos: Un jugo natural o agua de sabor natural, que la misma mamá hizo y se esmeró en exprimir o licuar; una torta del guiso que ella misma elaboró el día anterior y de la cual se siente orgullosa por ser la receta que su propia madre le heredó; y, como colación, unas nueces que el niño disfruta, también, como si se tratara de golosinas.

Aquí se nota la diferencia y los efectos entre un tipo de alimento y otro.

Por otro lado, está el Alimento Intelectual.

¿Con qué alimentamos nuestro cerebro para que funcione de la mejor manera posible?

También en este aspecto está la alta calidad y la baja calidad.

No me dejarán mentir los hipócritas lectores, que para que nuestro cerebro se nutra con alimento intelectual de alta calidad están como principales productos la información, la cual está vertida en los libros o en contenidos de cualquier índole y que provoca que nuestras neuronas hagan clic o sinapsis de alto poder o intrascendentes.

Por ejemplo, en el caso de los libros, hay textos de alta y baja o pésima calidad lo cual determina que nuestro cerebro sea más o menos lúcido, que pueda ver con mayor objetividad la realidad y no sombras que son la consecuencia de telarañas que aparecen en el cerebro por su falta de uso. ¡Úsese o Piérdase!

Los libros por, ejemplo, están catalogados como de alto y bajo contenido.

Libros de alta calidad son, por ejemplo, los clásicos, los que han perdurado a través de los siglos y que se siguen leyendo generación tras generación. ¡La calidad es para siempre!

Por otro lado, están los libros de baja calidad: los que están de moda, los best seller, los que no aportan nada al entendimiento humano; los que, gracias a la mercadotecnia, llegan a la mesa de los consumidores por la popularidad del momento o su éxito comercial.

Respecto al Alimento Emocional, también podemos hablar de calidad: Alta calidad, el enamoramiento, pero no nada más el amor hacia otra persona o función, llámese pareja, familia, profesión, etc. Sino también amor a las actividades que nos apasionan o nos subliman, son esas Experiencias Cumbre que todos hemos experimentado en algún momento de nuestra vida.

Una experiencia cumbre es aquella situación que provoca en mí que las endorfinas se eleven al máximo, experiencias muy agradables; son momentos de alta satisfacción, de estados de plenitud; de conexión con uno mismo y el mundo que nos rodea.

Las experiencias cumbre están muy cercanas a la vivencia de autorrealización.

Pueden darse todos los días, si así lo decidimos.

Son momentos de éxtasis, bienestar y felicidad plena, con una profunda conexión con el Aquí y Ahora y muy cercanos a la sensación de trascendencia.

El Ser Humano nunca llegará a estar realizado o auto realizado, porque somos entes autorrealizables, todo depende de cómo veamos la vida y la disfrutemos a nuestro modo o de acuerdo a nuestros intereses.

 

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