El conglomerado de la diversión y el entretenimiento Disney está en una batalla cultural contra los conservadores del estado de Florida y de Estados Unidos.
Disney está tratando de llevar contenidos más plurales e inclusivos a las pantallas. Desde hace unos años lo está logrando, quizás porque ya entendió el mercado, y que la diversidad llegó para quedarse y que se viven otros tiempos. Ahora el creador de príncipes, princesas, entidades monstruosas y parques de diversiones para eternizar la juventud le apuesta a ser un Disney multicolor y un poco arcoíris.
Disney ya no quiere ser ese monstruo del entretenimiento únicamente para los sectores blancos y de las familias tradicionales de los sectores más conservadores.
Como alguna vez lo creyó y lo escribió Armando Mattelart, en su clásico libro Para leer el Pato Donald, la transnacional del entretenimiento también compartía en sus películas y cómics la narrativa del Tío Sam, en los años más intensos de la Guerra Fría.
El Pato Donald era para Mattelart y Ariel Dorfman el agente de transmisión de mensajes políticos para los niños de América Latina.
Casi cincuenta años después, el Pato Donald o más bien Disney es el enemigo a vencer por parte de los grupos conservadores de Estados Unidos.
Los conservadores están en una verdadera batalla cultural contra Disney porque en el siglo XXI, Disney ha adoptado distintas políticas a favor de la diversidad y políticas de apertura con las comunidades LGBTQ+.
Disney también prepara para el próximo año diversas producciones en la que sus personajes pertenezcan a las comunidades LGBTQ+ y a los distintos grupos o minorías étnicas.
El multiculturalismo y la identidad llegaron al imperio del entretenimiento Disney y Mickey Mouse, Mimi, Donald, Daisy, Aladino, la Sirenita, etc., son ahora personajes que podrán adaptarse a esta diversidad o que forman poco a poco parte de esta diversidad.
En Florida se aprobó la Ley del Derecho de los Padres sobre la Educación.
Es también conocida como la Ley No Digas Gay, porque prohíbe que en las escuelas de Florida para que solamente hasta los nueve años se discutan temas de diversidad sexual, identidad de género, si algún profesor aborda el tema, entonces los padres podrán denunciar al profesor.
La ley es también un poco ambigua porque si los padres consideran que sus hijos no están listos para esta discusión y los profesores abordan esta temática entonces también violan dicha ley.
El imperio Disney posee distintas instalaciones en Florida, es un emporio en esa región de los Estados Unidos y goza o más bien gozaba de distintos privilegios.
El gobernador de Florida aprobó quitarle distintas facilidades que Disney tenía en Florida.
Normalmente, Disney donaba recursos para las campañas de los políticos republicanos y aporta recursos para el mantenimiento de la infraestructura de calles en Florida.
El gobernador de Florida Ron DeSantis se molestó con Disney porque Disney se opuso a la Ley No Digas Gay. Y porque ha mantenido su política de inclusión y de diversidad. Ron DeSantis quiere ser el candidato de los republicanos a la Presidencia de los Estados Unidos en la siguiente elección presidencial, y considera que subirse a esta batalla cultural, abanderarla y apropiarse de ella va a ser un buen dividendo en su campaña electoral.