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jueves, noviembre 21, 2024

Los últimos pasos de Debanhi Escobar (un corto de horror editado)

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A una semana de recuperar el cuerpo sin vida de Debanhi Escobar, las cosas se han puesto más turbias que el agua de una cisterna. 

Nadie dijo que resolver un caso así es fácil, empezando porque situaciones como estas no deberían de suceder.  

Las jóvenes –y todas las personas– tenemos derecho a decidir (bien o mal), pero que las consecuencias de dichas decisiones no provengan de un tercero.  

Muchas versiones, muchos videos que salen día a día a la luz, van enmarañando más la historia.  

Si ya de por sí la foto de la chica solitaria en la carretera era demoledora, observar sus últimos movimientos es doblemente terrorífico. La cinética sobre expone el drama.  

Se trata de imágenes que nos empujan a un terreno todavía más movedizo que el de la foto fija.  

¿Qué pasó realmente? 

Asumimos que las amigas son las únicas que pueden saberlo, sin embargo, la animación del último viaje de Debanhi fue, aparente y extrañamente, un hecho solitario.  

Una carrera por su salvación.  

A partir de su llegada a la compañía de transporte, en donde se le ve caminando normal con los brazos cruzados, todo cambia.  

Los minutos perdidos en las cámaras son el gran misterio, si es que en verdad no existen videos de su tránsito de la empresa transportista hacia el lugar en donde encontró la muerte.  

¿De quién huía al traspasar el umbral de ese motel escalofriante? 

Parece una película de verdadero terror psicológico en donde no se escucha nada, en donde la lente no da más pistas que las que la imaginación (morbosa) ofrece mientras el personaje reaparece difuso, perdido, entre una bruma que tensa el ambiente.  

Hay una escena clave en la cronología de videos: cuando ella corre por primera vez al salirse de la fiesta y un tipo la persigue para… ¿calmarla?  

Es lo que parece.  

Parece que ella estaba fuera de sí, como lo afirman las amigas.  

Parece y se sabe que bebió de más. 

Parece que el alcohol u otras sustancias catalizaron esa serie de eventos desafortunados.  

A muchas nos ha pasado.  

¿Quién no ha hecho feo cuando se excede? 

Lo que no acaba de cuadrar es el cambio de velocidad en el evento. De la quietud esperando en la carretera a la persecución fantasma.  

En todos los cuadros obtenidos no se distingue a otra persona; ni una mano, ni una cabeza ni una linterna.  

La teoría del accidente sólo puede ser viable si la chica hubiera estado bajo el influjo de una sustancia que la hiciera delirar; esas que ponen paranoico al que las consume y le hace ver fantasmas en la noche de trasluz.  

Pero lo más probable es que esa huida no fue una alucinación.  

La amenaza estaba detrás, pero como en toda película de horror, no lo veremos.  

Porque los dueños de esa información hacen las veces de editor. 

Lástima que el corto nada tiene de ficción.  

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