22.2 C
Puebla
jueves, mayo 8, 2025

Primer día del cónclave: Humo negro en el Vaticano, aún no hay Papa

Más leídas

La espera sigue. A las 21:00 horas de este miércoles, una densa columna de humo negro emergió de la chimenea instalada sobre la Capilla Sixtina, señal inequívoca de que el primer día del cónclave concluyó sin Papa. No hubo acuerdo entre los 133 cardenales reunidos a puerta cerrada para elegir al sucesor de Francisco, el pontífice argentino fallecido el pasado 21 de abril tras doce años de papado.

La noticia recorrió al instante la Plaza de San Pedro, colmada de fieles, turistas, religiosos y medios de comunicación de todo el mundo. El murmullo colectivo se transformó en un suspiro de resignación al ver la fumata negra, esa señal arcaica que, desde hace siglos, comunica al mundo si hay o no un nuevo líder para los más de 1,400 millones de católicos en el planeta.

El día comenzó con solemnidad. En la Basílica de San Pedro, el cardenal Giovanni Battista Re presidió la misa Pro eligendo Pontifice, en la que se pidió guía al Espíritu Santo para los purpurados encargados de conducir este proceso trascendental. Luego, los cardenales —provenientes de más de 70 países— ingresaron en procesión solemne a la Capilla Sixtina, bajo la mirada imponente de “El Juicio Final” de Miguel Ángel.

Allí, uno a uno, pronunciaron el juramento de guardar secreto absoluto y actuar con libertad de conciencia. Con la fórmula tradicional en latín Extra omnes (“¡todos fuera!”), se expulsó a todo personal ajeno y se cerraron las puertas. A partir de ese instante, los cardenales quedaron completamente aislados del mundo exterior, sin teléfonos, sin medios, sin vínculos. Un mundo dentro del mundo, sellado hasta que surja el nombre del próximo Vicario de Cristo.

La primera votación se llevó a cabo esa misma tarde, en una jornada que muchos consideran simbólica. Rara vez se elige a un Papa en la primera ronda. El objetivo suele ser tantear el ambiente, medir consensos, identificar líneas de afinidad. Aún así, cuando la chimenea expulsó humo negro, el mensaje fue claro: no hay acuerdo. No hay Papa. Aún.

 

La elección más vigilada del mundo

Los cardenales continuarán con las votaciones a partir de mañana jueves. Están previstas hasta cuatro rondas por día: dos en la mañana, dos en la tarde. Para que un nombre surja como Pontífice, se requiere una mayoría calificada de dos tercios, es decir, al menos 89 votos.

En el aire flotan especulaciones. Entre los nombres que más suenan están el cardenal Pietro Parolin, actual Secretario de Estado del Vaticano y figura de gran peso diplomático; el filipino Luis Antonio Tagle, identificado con la sensibilidad pastoral de Francisco; el francés Jean-Marc Aveline, el ghanés Peter Turkson —cercano a la encíclica Laudato si’— y el estadounidense Robert Prevost, un outsider con respaldo en América Latina.

Pero los cónclaves no se ganan con quinielas. La historia lo ha demostrado una y otra vez: hay favoritos que se desinflan y desconocidos que emergen. “El que entra Papa, sale cardenal”, dice la ironía vaticana.

La muerte de Francisco dejó no solo un vacío institucional, sino también una Iglesia polarizada. Su estilo pastoral —humilde, itinerante, misericordioso— abrió caminos, pero también tensiones. Los sectores conservadores han manifestado reservas hacia algunas de sus reformas, mientras los progresistas temen un posible giro restaurador. La elección del nuevo Papa, por tanto, no es solo un asunto espiritual, sino también político y cultural: marcará el tono de la Iglesia para las próximas décadas.

Mientras tanto, el mundo observa. Las cámaras siguen enfocadas en la delgada chimenea del Vaticano, como si fuera un oráculo moderno. Las multitudes se agolpan bajo los pórticos de Bernini con paraguas, mantas, rosarios. Los teléfonos móviles están listos para capturar el momento en que la fumata blanca anuncie el nacimiento de un nuevo pontificado.

Hoy no fue ese día.

Notas relacionadas

Últimas noticias

spot_img