En su primer encuentro oficial en la Casa Blanca, el primer ministro de Canadá, Mark Carney, respondió con contundencia a las declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre una posible anexión de Canadá como el 51.º estado de la Unión Americana.
Durante una reunión de 33 minutos en la Oficina Oval, Trump sugirió que una integración podría beneficiar a los canadienses con impuestos más bajos y mayor protección militar. La reacción de Carney fue inmediata:
“Canadá no está en venta. Nunca estará en venta”.
Carney defiende la soberanía canadiense
El primer ministro comparó el valor de su país con emblemas históricos como la Casa Blanca o el Palacio de Buckingham, subrayando que Canadá es una nación soberana e innegociable.
Las tensiones también se manifestaron en el terreno económico. Trump mantuvo los aranceles del 25% sobre productos canadienses, una política que Carney calificó como “injustificada” y potencialmente dañina para la economía de su país.
A pesar de las diferencias, el encuentro terminó con un tono diplomático. Ambos líderes coincidieron en la importancia de fortalecer la cooperación bilateral y mantener el respeto mutuo. Trump elogió el liderazgo de Carney, mientras que el primer ministro reafirmó su compromiso con la defensa de los intereses canadienses.
Esta reunión marca el inicio de una etapa de relaciones bilaterales con retos económicos y diplomáticos, donde la soberanía nacional se mantiene como un tema central.
