👺 EL PAPA JUAN PABLO II estuvo enterado de las malas obras del padre Marcial Maciel desde el principio. No dijo nada. Se quedó callado mirando el horizonte desde su residencia de verano en Castel Gandolfo.
👹 AL ESCRITORIO DEL PAPA llegaron testimonios de las víctimas de Maciel. Y esos archivos iban acompañados de audios, fotografías y lágrimas. (Un llanto en silencio de hace muchos años). ¿Qué dijo el santo padre? No dijo nada. Se quedó callado mirando el horizonte desde la ventana del Palacio de Vaticano.
😈 A LAS MANOS DE MONSEÑOR RATZINGER llegaron pruebas irrefutables de los desvaríos sexuales y de drogadicción del padre Maciel. Ocupado como estaba en la redacción del Nuevo Catecismo, se dio tiempo para estudiar las denuncias y prepararle un informe al Papa. Escandalizado, solicitó una audiencia y se la dieron.
🧛 ¿QUÉ HIZO JUAN PABLO II CUANDO vio lo que Ratzinger le llevó? Guardó silencio, hojeó el documento, citó el Evangelio —en la parte del Eclesiastés—, suspiró profundamente, pidió un té, miró a Ratzinger —a la sazón, Benedicto XVI— y musitó gracias en alemán —la lengua madre de su interlocutor—, y no dijo nada. Guardó silencio mientras su mirada se perdía en un cuadro en el que la Virgen de Guadalupe observa a Juan Diego, el más humilde de sus hijos.
🤡 CUANDO UN MAR DE INFORMACIÓN, sobre las conductas pecaminosas del padre Maciel, llenó la estantería del estudio del Papa Juan Pablo II, Stanislaw Dziwisz, secretario personal de éste le dijo que el fundador de los Legionarios de Cristo solicitaba audiencia, el santo padre miró un cuadro —en el que San Jorge, a caballo, enfrenta la furia del dragón (pintado por Rafael Sanzio)—, y le dijo en lengua polaca que cómo no, que claro, but of course.
💋 EN LOS ANALES DE LA HISTORIA RECIENTE, el silencio del Papa frente a la trama brutal de abuso de Marcial Maciel forma parte de un expediente negro difícil de limpiar. Es una verruga en el seno de la Iglesia. Una hostia de carbón. Un beso de Judas. Un ósculo de Satanás. Una túnica rasgada.