El lunes 28 de abril empezará a publicarse, todos los días —en Hipócrita Lector—, una nueva Novelita por Entregas.
Su titulo: Las Babas del Diablo, en homenaje al escritor Julio Cortázar, quien en los años sesenta publicó un cuento con ese nombre.
El autor es quien escribe estas líneas, y los personajes son absolutamente reales y caminan entre nosotros.
Pero no crea el hipócrita lector que será una novela política.
Y es que, aunque aparezcan políticos en la trama, la narrativa se irá por otros corredores.
¿Qué tienen en común los personajes que desfilarán en Las Babas del Diablo?
Que a todos los habita un monstruo.
Un monstruo que, cuando emerge, hace que el personaje en cuestión saque lo peor de sí.
Todos llevamos en el alma un monstruo, pero normalmente éste no aparece.
Se queda dormido por los siglos de los siglos.
Lo interesante de Las Babas del Diablo es que sus personajes son habitados por monstruos demasiado hiperactivos.
Por Las Babas del Diablo desfilarán políticos en activo, empresarios, periodistas, publirrelacionistas, bailarinas de tables, asesinos, alcaldes, contratistas, esquizofrénicos, pedófilos consumados… todos aquéllos que lleven un monstruo activo en la espalda.
En Los Detectives Salvajes, la épica y grandiosa novela de Roberto Bolaño, hay una revista literaria que se llama “Lee Harvey Oswald”, nombre de quien supuestamente asesinó al presidente Kennedy.
Y digo “supuestamente”, porque las investigaciones que se han realizado durante décadas hablan de que Oswald fue en realidad un “pagote”.
Es decir: alguien a quien culparon del magnicidio.
El caso es que yo siempre quise bautizar uno de los muchos suplementos que tenemos en Hipócrita Lector con el nombre de Lee Harvey Oswald, como un homenaje a Bolaño y su novela.
Pues bien: ha llegado el momento.
El suplemento en el que aparecerán las compilaciones de los capítulos de Las Babas del Diablo llevará ese nombre.
Será una Cocina de Novelita por Entregas “Lee Harvey Oswald”.
Durante los días de guardar de esta Semana Santa me metí de lleno a terminar, por fin, “Un día nos moriremos todos” —continuación de Miedo y Asco en Casa Puebla—, y en poner los cimientos de Las Babas del Diablo.
