👅 CON UNA LENGUA MUY SUELTA, la exdirectora de NOTIMEX —o quien enterró, mejor dicho, a la agencia mexicana de noticias— reveló que detrás de la campaña en su contra estuvieron los arriba citados. En particular: Ramírez y Villamil, a quienes definió como perversos y, ufff, pervertidos.
🖊️✏️ DIJO QUE AMBOS FUERON —cada uno en su momento— “parejas sentimentales de Carlos Monsiváis”, y que ese amasiato en común los unía en todos los aspectos. Entre ellos: el de enderezar ataques sistemáticos en contra de ella y en favor del corrupto sindicato que mamaba de las ubres —suponemos flacas— de NOTIMEX.
😽😼🙀 MUERTA DE LA RISA, con una narrativa más cercana al chisme que al periodismo de investigación, la regiomontana que se inició en la revista Proceso, le dio la razón a Ricardo Salinas Pliego—uno de los mexicanos más odiados— por llamar “bañagatos” al exdirector de Comunicación Social del presidente López Obrador. (Se llevan pesado).
🍾 LA CONVERSACIÓN NO TUVO PIERDE. Personaje que salía a colación, era despedazado de inmediato por Sanjuana. Del periodista Álvaro Delgado, por ejemplo, dijo que en sus tiempos de Proceso “tenía severos problemas con el alcohol”. Ufff.
🧛✊ A LA ENTONCES SECRETARIA DEL TRABAJO, Luisa María Alcalde, la acusó en su cara de apoyar desde la institución al abogado del espurio sindicato: Arturo Alcalde, su mismísimo padre. Eso significó —jura que se lo dijo frente a frente— un evidente tráfico de influencias y un conflicto de interés.
🪖 LAS SORPRESAS NO PARARON. Dijo que Ramírez y Villamil utilizaron al periodista Julio Astillero, Témoris Grecko y otros más para arremeter en su contra. En pleno éxtasis del chisme periodístico, aseguró que Grecko es un falso corresponsal de guerra. En otras palabras: un farsante.
🦣 REALMENTE FUE IMPERDIBLE la entrevista que le hicieron a Sanjuana. Lo único malo fue que los conductores la interrumpían en los momentos más climáticos. Una última perla: textualmente les dijo que ella creía que el que mandaba, en el caso de NOTIMEX, era el presidente López Obrador, pero que se equivocó. ¡Ufff! ¡Larga vida al chisme periodístico!