Finalmente lo confesó, Sergio Salomón Céspedes se hizo a un lado durante el proceso interno para la gubernatura de Puebla. Fue una jugada magistral porque, efectivamente, como administrador público, estuvo activo todo el tiempo, pero se alejó en cuanto a las reuniones con los medios de comunicación, mientras se desarrollaba en paralelo la contienda interna de Morena.
¿Por qué decimos que fue una jugada magistral?, preguntará el respetable.
¿Por qué este tundeteclas quiere quedar bien? ¿Por qué nomás se le ocurrió? ¿Pus’ nomás, como diría don Cheto? No, no y no. Bueno, un poquito sí a la primera pregunta, pero ese no es el caso y no sirve de absolutamente de nada, porque nunca se queda bien.
Vamos al grano: el adjetivo “magistral” es porque si el gobernador se hubiera sentado con a, b o c, durante el proceso interno de Morena a la gubernatura podría haber pervertido el resultado.
Una habilidad es saber cuándo estar, pero es mayor habilidad cuándo se sabe cuándo jamás se deberá estar. El protagonismo o la vanidad es el peor consejero. Ser, pero no ser y no, ahí no hay ningún dilema.
Ayer que Céspedes Peregrina confesó que mantuvo la sana distancia con los medios de comunicación, se comprendió que quiso evitar hacer un comentario, el que sea, que podría haber influido o haber sido malinterpretado por alguno de los actores.
En temporada de caza, los reporteros ávidos de señales, preguntarían, el gobernador diría algo, lo que fuera y podría interpretarse o malinterpretarse, situación que complicaría la sucesión y generaría rupturas. Por ello, la habilidad de un buen político es saber cuándo estar y cuando jamás aparecer.
En cambio, ¿qué sí hizo el gobernador? Trabajar, trabajar y trabajar. Esa frase del Gobierno presente no es solo un lema de campaña o una estrategia propagandista, algunos de sus trabajadores le han dicho al reportero que no descansa.
—¿Saldrán de vacaciones? —inquirió el tundeteclas.
—En teoría, la última semana, pero con el amigo, no se sabe, capaz que nos vamos hasta el otro año —confesó el funcionario de quien nos reservamos el nombre.
Regresemos a la grilla política, mientras los equipos de los punteros Alejandro Armenta e Ignacio Mier se confrontaban por lograr ganar “la encuesta” final, Sergio Salomón se puso a chambear. Evitó ensuciarse las manos. Valoró lo que tenía que valorar y nada más.
Supo leer los tiempos y supo cuándo reencontrarse.
Unos cuantos trascendidos
Tema 1: Si algo tiene Jorge Estefan Chidiac es un colmillo más que retorcido. Si el PRI se mantiene en Puebla es por los buenos oficios del diputado local. Si el gobernador le tiene afecto es porque se lo supo ganar desde que ambos fueron compañeros de partido y, en tiempos recientes, por compartir espacio en la actual legislatura.
Es de esas personas que, en corto es difícil decirle que no, tiene el encanto propio del libanés. Cae bien, ¿por qué? No lo sabemos, simplemente, cae muy bien.
Estefan ha sido de los políticos más hábiles: al inicio del gobierno de Miguel Barbosa no le veían tan bien, de hecho, alguien se encargó de meter cizaña en su contra, pero, posteriormente, le quitaron el veto. Supo, como legislador de oposición a Morena, trabajar sin generar chispas ni aspavientos.
Así que pase lo que pase, el diputado local seguirá en la jugada política.
Tema 2: Horacio Cano Vargas es el síndico municipal más solicitado; lo quieren de candidato en Morena; el PAN, en el PRI y hasta Movimiento Ciudadano en San Martin Texmelucan. Ha sido medido en las encuestas y es quien sale mejor posicionado. Su virtud, que resolvió los casos más difíciles jurídicos en favor de la actual presidenta Norma Layón y en otro tiempo trabajó en el jurídico de Eduardo Rivera cuando gobernó por primera vez la capital. Diría el clásico, no me lo borren, más bien ¿por qué tanto interés por Horacio Cano? ¿Qué ha hecho bien el abogado que en el PAN lo quieren de vuelta?