Hay muchas lecturas de lo ocurrido el viernes pasado:
Primero, la llegada de Alejandro Armenta Mier fue una decisión política y una negociación en el Olimpo (Palacio Nacional). La diferencia entre el ganador y el segundo lugar en la encuesta fue de 0.9 puntos porcentuales. Fue un empate técnico. No fue una mayoría aplastante. Andrés Manuel López Obrador sacrificó a su ficha del ajedrez que fue Ignacio Mier Velazco.
Segundo punto, las empresas encuestadoras que contrató Julio Scherer Ibarra (todas las nacionales) que marcaban diferencias de entre ocho a más de 20 puntos porcentuales, entre Armenta y su primo Mier no solo fallaron, sino mintieron.
En realidad, Julio Huerta nunca fue el segundo lugar, ni empató al senador, ni al coordinador de los diputados federales de Morena; el orden de las encuestas que levantó su partido fue así: primero fue Armenta, seguido de Nacho Mier, Claudia Rivera, Julio Huerta, Olivia Salomón y muy pero muy al final Liz Sánchez y Rodrigo Abdala.
No fueron ni más de 5 puntos porcentuales, así que ya no se dejen embaucar los que quieran contender de aquí en adelante a un puesto de elección popular, porque a todos les mintieron. No porque una encuesta salga a decir que un gobernador es el más honesto del país, significa que sea una realidad, eso es porra pagada, como lo ha hecho Mitofsky desde hace lustros.
Tercero, debido a que Armenta ya es el candidato de Morena a la gubernatura, sería un error de su parte que le haga caso a sus matraqueros que ahora se reprodujeron como conejos, pues misteriosamente ya son el triple. Y que les haga caso en la cacería de brujas y persecuciones. Necesita de sus otros seis contendientes. Necesita de sus estructuras, empresarios. La elección no se gana con bots y la interna no la ganaron los periodistas que hablan de hermenéutica. Se gana con estrategia y muchos aliados. Es su momento de abrir las puertas no de cerrarlas, pero allá él.
Cuarto, muchos de sus ahora porristas no estaban con él. El candidato de los matraqueros fue Julio Huerta. Luego Olivia Salomón, llegaron a plantear la posibilidad de que fuera Rodrigo Abdala, pensando que Manuel Bartlett influiría y recomendaría a su sobrino, se fueron a extremos como Liz Sánchez y al final resultó que era Armenta. Hubo un Todos Unidos contra Mier (Nacho) eso fue evidente, porque lo que queda del barbosismo operaría en su contra.
Cuarto punto bis, un empresario de medios se aventó la puntada de que el PRD se aliaría con Morena y sería el abanderado Carlos Martínez Amador. Lo mejor es que ahora ese personaje da clases a otros periodistas en Twitter de cómo deberían haberse comportado en la elección, a ver sino sale con su “éxtasis armentista”.
Quinto, hay unas llamadas telefónicas que ponen la voz de Ignacio Mier criticando a Armenta. Trascendió que dichas llamadas fueron armadas por una corcholata que no fue el diputado federal o por los panistas que buscan romper la alianza que ya se planteó entre Armenta y su primo. Al final, ambos pactarán porque se necesitan mutuamente. No van a permitir que el candidato del Frente Amplio por México salga de abanderado. Ya no se van a arriesgar a romper. Se limarán asperezas.
Sexto, muchas de las encuestadoras que ponían a Armenta como vencedor por más de 20 puntos también le trabajan a Eduardo Rivera, como muchos matraqueros de la prensa. La pregunta es ¿con quién se quedarán? ¿A quién le harán caso?
Séptimo, ayer Ignacio Mier habló de grupos facciosos y sectaristas que pretenden incidir en la vida interna de Morena. En la entrevista banquetera dijo que hablaba del Frente Amplio por México, aunque en la realidad, podría uno pensar en la mano negra de los primos Scherer.
Octavo, y esta es pregunta: ¿habrá unidad? O solo es discurso protocolario y de dientes para afuera.
Noveno: desde el sábado algunos ilusos dicen que ya se murió el barbosismo; falso, Ahí están y estarán. Julio Huerta es el representante de todo ese grupo y estará ahí. No tendrá la misma fuerza ni mandarán a censurar si alguien se atreve a criticarlo, pero ahí estarán.
Al final, Alejandro Armenta ya es el candidato de Morena. ¿Cuál será su posición ante los medios de comunicación?
¿Respetará la libertad de opinión?
Esperemos que así sea.