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jueves, noviembre 21, 2024

El licenciado Cromadas

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Atención: si usted es de los que se toma a personal las columnas, por favor, no lea el siguiente texto. No trae dedicatoria contra a nadie (quizá, eso sí, contra todos, contradictoriamente). Sólo que hay quien se toma las cosas muy a pecho y hasta arma teorías conspirativas. Ahora, si usted ve la vida más transparente, sin máculas, lea, opine y disfrute. Quien esto escribe sí es responsable de sus palabras, pero jamás de las interpretaciones. 

Cromar: verbo que significa adular en exceso a alguien. Tiene, evidentemente, connotaciones sexuales ya que, a lo que se le coloca la tintura de cromo es a los tubos (saque usted sus conclusiones), sería como dejar el tubo bien cromado después de tanta adulación; uff. 

Ahora sí, a lo que te truje:   

Así como hay un licenciado Fojaco, un licenciado Manubrio (un día está con un candidato, otro día con otro y al final con el que quedó), hay un Malagón, un Menchaca, puro licenciado, pues, también existe el famosísimo licenciado Cromadas, quien puede ser político, militante, gestor, líder vecinal, diputado, constructor, coyote y hasta periodista. 

Y los estudiantes, la croman, la croman. 

Y la policía, la croman, la croman. 

Y los que están leyendo, la croman, la croman (La Internacional Sonora Santanera, dixit). 

Todos los que son parte del círculo rojo (hasta la grey católica) han o hemos sido alguna vez, el licenciado Cromadas. En los diarios hasta en las columnas de trascendidos aparecen, de vez en cuando, por ejemplo, deberían hacer una columna que se llame Las Cromaditas. En Facebook, X (antes Twitter), en Instagram y, ¿por qué no?, TikTok, abundan los políticos que se la pasan hablando a favor de sus candidatos, no sólo en Morena sino también del Frente.  

Nadie se salva (ni el que esto teclea). 

Por eso, aquel viejo dicho de que, una cromada al año no hace daño, una al mes, qué buena es, una a la semana, qué cosa tan sana, una al día ya es porquería y una a cada rato, se descompone el aparato (del Estado, of course).  

El licenciado del que hablamos lo hace a cada rato y del diario. O sea, descompuesto y asqueroso. Es como el famoso Lord Molécula que diario le hace su tratamiento al “señor presidente de todos los mexicanos”.  

¿De qué se trata?, de tragar sapos sin hacer gestos. De aplicar el “entre más me agacho, más me lo ven”. “De justificar lo injustificable”. De salir a decir: “mi jefe es bueno, es demócrata y republicano”.  

El problema con este genotipo es que al final hace mucho daño al poder, porque en vez de ser medianamente honesto (hasta donde la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, lo permita, porque no se puede ser 100 por ciento puro) el alabar, matraquear y hacer un felatio ideológico daña a los protagonistas; ellos, con todo el poder y todavía con exceso de porras y hasta bailables, pierden la realidad.  

¿Cuál es el trasfondo de un matraquero 

¿Qué lo lleva a ello?  

Muchas veces es la ignorancia, el no saber cómo comportarse y, por ende, comienza a imitar a los demás, otras tantas, la ansiedad, sentir que se quedará fuera del presupuesto que significa que no habrá para llevar dinero a sus hogares o pensar que no habrá para mantener hasta las amantes.  

Y una tercera, al ser humano no le gusta ser el inadaptado, que lo traten como el loquito de la cuadra, el disidente, esos calificativos son aprovechados por seres manipuladores (que abundan en la clase política) que llevan a cualquier licenciado a sentirse como un fenómeno. 

Así que es mejor ser de la manada. Y ahí empieza la competencia de la mesa que más aplauda. Tampoco se trata de curarse en salud o hacer un mea culpa, todos hemos sido, somos o seremos parte de esta fauna que habita en la clase política, en mayor o menor medida, hemos participado. En la supervivencia y en la lucha del más fuerte somos capaces de todo.   

Cromar debería ser considerado como un derecho humano y debería ser firmado un tratado para ser incluido en la CPEUM, porque para ser tomado en cuenta hay que aprender a agacharse, a cromar y a obligar a los demás a pensar así. 

Así que no se espante de ver o toparse con un licenciado cromadas, porque no es solo su modus operandi, ya es un modus vivendi y el poder lo necesita para sobrevivir, el problema es cuando cambia el régimen, aunque esos licenciados cambiaran de chaqueta. Total que es un arte aquello de cromar.  

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