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martes, abril 22, 2025

¿Para quién escribe la prensa? ¿Quién la lee?

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Acorde a lo verificado por “La Jornada” y “Contralínea”, el gobierno de la presidencia de Enrique Peña Nieto, gastó en publicidad con medios de comunicación entre 50 mil y 80 mil millones de pesos. Contrastando al gobierno del ex presidente López Obrador, quien gastó 18 mil millones de pesos (aproximadamente), a lo largo de su sexenio. Esto representa una reducción de hasta 80% del gasto que ejecutó la administración anterior a la suya.

¿Tambaleó su gobierno por reducir significativamente el gasto en comunicación?

No.

Contrario a ello, el gobierno de AMLO, ha sido uno de los que mayor aprobación sostenida han tenido en el total de su periodo de gobierno.

¿Cuál es el impacto de todos esos medios tradicionales de comunicación, que voltearon sus armas mediáticas para apuntar al ejecutivo federal?

Ninguno.

La sociedad en general no se (des) informa actualmente en las editoriales de los medios tradicionales. La velocidad de las redes sociales hace que, incluso los medios tradicionales, entren a la disputa por las audiencias dentro de las redes. Ya no en sus plataformas propias (tele o radio).

A nivel local, la ecuación es más sencilla.

Existen dos grandes categorías: Los medios que suscriben la narrativa gubernamental y los “medios imparciales”, que legítimamente -o no- escriben en contraste al actuar público y político de los gobiernos.

Empezando con los segundos, aquellos que reivindican la pureza periodística como una responsabilidad social-ciudadana, sería oportuno que ensancharan su horizonte de análisis y de crítica; a toda expresión y desarrollo de poder real.

Es decir, de análisis y critica al poder y su mal ejercicio, no solamente dentro de lo público, sino, al poder económico.

Recientemente el gobernador del Estado de Puebla, Alejandro Armenta, hizo una solicitud pública a Grupo Proyecta, los instó a donar un par de hectáreas para el desarrollo de vivienda que ha puesto en marcha la presidenta de México, y que en Puebla el cuerpo policiaco será uno de los sectores beneficiados.

La “prensa critica” en general tiene una afrenta permanente contra el actuar gubernamental, sin centrar análisis alguno en las arbitrariedades que se consumen desde el poder económico. Tal es el caso de “Grupo Proyecta”, quien adquirió hectáreas de terreno a cuatro pesos por metro y actualmente les genera un rédito de hasta 700 dólares por metro cuadrado. Todo ello con una serie de mecanismos que rozan la ilegalidad, el amedrentamiento y el despojo de territorio. Pues existen una serie de denuncias desde al menos hace 8 años, por el desarrollo de “City Lomas”, dentro de Santa Clara Ocoyucan.

¿No es necesaria en una vida democrática, el análisis y la critica periodística hacia la plutocracia?

Respecto al primer sector, aquel que acompaña y suscribe las narrativas gubernamentales, también identifico oportunidad de mejoras.

Primeramente, el énfasis en la jerarquía de las narrativas. La Cuarta Transformación es un proyecto nacional de gobierno, que busca replicarse en el orden Estatal. Es inadmisible la falta de congruencia periodística entre quienes promueven y festejan las acciones del gobierno local, pero recriminan, criminalizan y inmoralizan el proyecto de gobierno a nivel nacional.

En segundo momento es importante que cada medio haga un esfuerzo por desarrollar su narrativa propia, ante las temáticas generales. Si no, el riesgo es una falsa homologación, a partir de replicar el mismo comunicado, con la misma estructura, sin agregar elementos periodísticos o narrativos editoriales.

Un tercer elemento es la conciencia de los nuevos tiempos comunicacionales. Dos son los grandes factores que debe consolidar un medio de comunicación contemporáneo.

Narrativa y audiencias.

Crear una narrativa solida, con una editorial clara que muestre cual es el enfoque político, ideológico y de cosmovisión del medio.

Y finalmente… La construcción de audiencias.

Es tan importante tener una gran narrativa, como lo es tener audiencias que consuman y retroalimenten esa línea editorial.

Observo proyectos comunicacionales con gran producción audiovisual, pero cuyo contenido es visualizado por escasas decenas de personas.

El impacto de contenido se debe regir no solamente por su calidad, sino por su alcance.

Los tiempos en los que se le hablaba solamente “al circulo rojo”, quedaron en el olvido.

La prensa escrita era hegemónica.  Pocos medios para un consumo masivo.

Ahora no se puede aspirar a la masividad, pero si a la consolidación de audiencias.

Dime a quien le hablas, cómo le hablas. Y te diré quien eres.

 

 

 

 

 

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