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viernes, abril 19, 2024

La verdadera Gran Crisis

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León Gieco

 

Creo que hay muchas grandes crisis y todas verdaderas, los menos negativos hablan de la crisis económica, otros de la crisis ambiental, otros más de la crisis del agua, otros más de la crisis que nos dejó la Covid 19, pero sin duda una de las crisis más dolorosas para el ser humano es la crisis de la migración. Apenas iniciaba la semana cuando nos enteramos por los medios de comunicación que un tráiler lleno de migrantes fue abandonado en una zona cercana al condado de San Antonio, Texas, en pleno verano y un clima que sobrepasa los 39 grados centígrados.

La caja del tráiler totalmente sellada, sin ventilación y las personas que buscaban no el sueño americano sino mejores condiciones de vida, no tenían agua y se dice, según algunos medios, habían sido rociados con condimentos para carne para evitar que pudieran ser detectados por los oficiales de inmigración. El resultado, al menos 42 personas fallecidas, según informaron las autoridades.

Pero la frontera México-Estados Unidos no es la única frontera peligrosa que intentan cruzar las personas en el mundo: la Melilla es uno de los pasos más peligrosos para ingresar a Europa. El mar Mediterráneo es una tumba de inmigrantes procedentes de África y Asia.

En Europa, Alemania, con la crisis de la guerra en Siria, abrió sus puertas a un millón de personas, pero otros miles lo hicieron de manera ilegal, llegando también a Italia y Francia, entre muchos otros países. Por increíble que parezca, Rusia es un país que recibe ilegalmente a miles de personas al año.  Le siguen Arabia Saudita y el Reino Unido, a esa lista se le unen Japón, Austria, Suecia, Uganda, Corea del Sur, Colombia y México.

La crisis no es nueva, el enorme Víctor Hugo, en el Siglo XIX, tocaba en sus textos la crisis de los Sans Papiers o sin papeles. La persecución por parte de las autoridades francesas no distaba mucho de lo que ocurre con las autoridades migratorias en el mundo, a eso sumemos la persecución más peligrosa que es la de los xenófobos, las autoridades siguen reglas, la población fomenta el racismo. Las condiciones en las que viven las personas cuando migran son deplorables, cuando se llega a un país donde no se habla su lengua, donde no se tienen redes familiares ni derechos provoca una crisis humanitaria sin límites.

He visto en las calles de Roma, muy cerca de la terminal de trenes Termini, a cientos de inmigrantes vivir cerca de las vías del tren; los parques de París están repletos de migrantes, quienes han vuelto de las calles su hogar. Igualmente, Madrid, Roma, Barcelona y otras ciudades europeas están repletas de inmigrantes, que intentan o bien estafarte o son presas de la trata de personas y terminan no sólo siendo traficados, también los vuelven vendedores de productos pirata. De esta crisis falta mucho por hacer.

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