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sábado, noviembre 23, 2024

El ser humano que no muta

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En los últimos días me he preguntado qué pasará con esta sociedad que es incapaz de mutar y adaptarse a los cambios necesarios ante un virus como el del covid19, que como todos los virus muta pero nunca desaparece. Hemos llegado ya a los dos años del inicio de la pandemia que prácticamente paralizó al planeta, y aún la sociedad no ha aprendido a adaptarse a esta nueva realidad. Han pasado dos años desde que escuchamos en voz de nuestros más temerosos amigos la frase: “nada más que pase esto nos vemos”, desde entonces yo soltaba una carcajada irónica sin aires de pitonisa, pensando; este virus llegó como todos los otros virus, para quedarse.

La sociedad en el mundo es de memoria corta y los mexicanos somos tantito peor, nuestra memoria histórica es de ocho días, olvidamos tan fácilmente que el virus del VIH lleva 37 años sin que logremos dominarlo del todo. Ante esto, reconozco que también me preocupan aquellos falsos profetas que quieren controlarlo todo, y si bien es cierto que hay que tomar medidas sanitarias, me atemoriza el hecho de que próximamente mostrar la sonrisa sea una exposición prosaica y vulgar en la que cubrir rostro sea de lo más normal.

Uno y otro extremo me preocupan, el extremo de querer tomar la casa por cuartel y no permitir el contacto humano, pero tampoco me agrada la indiferencia con la que algunas personas toman la situación.

Somos animales de costumbres y de hábitos, nos cuesta adaptarnos, pero la realidad nos superó y en la era de la posverdad no nos queda más que cuestionarnos cómo debemos enfrentar la situación sin que entreguemos la vida en el proceso. El ser humano se encuentra en la disyuntiva de aprender a ser mejor sociedad o tirar años de evolución a la basura.

A veces me es increíble pensar que por mucho que se ha dicho de la Segunda Guerra Mundial, en los hechos hemos aprendido poco, imagino al enorme historiador Marc Bloch minutos antes de ser fusilado el 16 de junio de 1944, por defender a la resistencia y defender la firme creencia de que el ser humano debía ser ante todo una buena persona, siendo la historia el camino para transitar hacia una mejor sociedad, más equitativa, menos racista y más empática, en todo eso hemos fallado.

No me queda más que decir que no estoy dispuesta a dejar de vivir por miedo a dejar de vivir, bienvenidos sean todos a la era de la posverdad.

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