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martes, diciembre 3, 2024

Disney y el maravilloso cine no apto para niños

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Hace apenas unas semanas hubo tremendo escándalo en las redes sociales por un casi beso lésbico en una película de Disney Pixar, para la mayoría fue más bien un beso que promueve la tolerancia como un valor que un sector de la sociedad rechaza de manera tajante.

Me da la impresión que apenas unos cuantos van al cine con sus hijos y no observan con cuidado el contenido que consumen. En el pasado, los papás compraban las copias en Beta, VHS y después en disco compacto de las cintas de dibujos animados; hoy consumen el contenido por plataformas de streaming, pero ni en el pasado ni ahora revisan realmente lo que ven.

Particularmente, en mi opinión Disney no es apta para niños de padres intolerantes, pero sí bastante educativa y muestra muchos de los rostros de la descomposición social. Si los conservadores padres de sus hijos vieran con detenimiento ya hubieran quemado dos veces los parques de Disney.

El mejor ejemplo es sin duda El Jorobado de Notre Dame: a media película, cualquier papá que tenga dos dedos de análisis de discurso en la frente, vería que Frollo manda quemar París, asesina a la madre de Cuasimodo y es un intolerante xenófobo que, para no terminar con los daños, desea sexualmente a Esmeralda, imaginando que la puede poseer por la fuerza y peor aún lo canta. Si bien es cierto que Disney hace su propia adaptación de Notre Dame, maravillosa obra de Víctor Hugo del Siglo XIX, en la versión de Disney, Cuasimodo termina siendo amado por el pueblo, rescata a Esmeralda y al capitán, en la versión original ambos son asesinados.

En la obra de Víctor Hugo, la crítica a la sociedad de su época es contundente y sigue siendo vigente xenofobia y maltrato a los Sans Papiers o sin papeles, a los marginados a los pobres y a los considerados parias. ¿No acaso siguen siendo esos mismos que la sociedad conservadora, evita ver a la cara y caminar a su lado? ¿No acaso son nuestros connacionales cuando cruzan por Arizona y son perseguidos por los rancheros del sur de la Unión Americana? ¿No acaso son los sirios o los africanos ilegales en las calles de París? ¿Hasta dónde debemos permitir los abusos de los poderosos sobre los pobres? ¿Por fin se ha eliminado el abuso de los poderosos contra las mujeres al tomarlas como objetos sexuales? ¿Hasta dónde lo legal es justo y es legítimo?

Desde mi perspectiva, Disney no sólo saca lágrimas y mocos con películas como Coco, muchas veces como dice el argot mexicano, nos mete gol, y esos goles son en nuestra cancha, en nuestra portería y con nuestro balón. Vale la pena decir que tampoco es justamente el mejor ejemplo de lo deseable para una sociedad mucho más incluyente, tolerante, humana y solidaria, pero aplaudo sus pequeños esfuerzos como la reciente película de Lightyear, la estupenda película Red, El Jorobado de Notre Dame, El Rey León y muchas otras, muy por encima de aquellas que nos muestran el valor de la familia como parte de un lenguaje universal, ejemplo de ellas Encanto o Coco.

Vale la pena decir que la gente se espanta por lo que sus hijos consumen, pero pocas veces pone atención en que cada cosa que un pequeño vea, aprenda, asimile o escuche será parte de su visión del mundo. Así que por mi parte espero más adaptaciones de obras como Nuestra Señora de París.

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