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viernes, noviembre 22, 2024

¡Que los rifen!

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En el proceso electoral 2024 usted ya debe decidir cómo participará. Todos, unos antes, otros después, le entraremos, hasta el que dice que no. 

Tres condiciones reales conducirán esta campaña electoral: La cantidad y calidad de quienes quieren ser elegidos para un puesto en la representación popular o en el gobierno; la calidad y potencialidad de los partidos políticos que, por ley, son los caminos para que usted decida en las urnas quiénes serán electos; y el ecosistema político en el cual todos nos moveremos desde hoy hasta el mes de diciembre del 2024. 

Ninguno podrá negar la importancia que estas condiciones tendrán en el momento de elegir al próximo Presidente de la República y a los nuevos diputados, senadores, presidentes municipales y al siguiente gobernador de Puebla. 

En la actual circunstancia política, que muchos deseaban estuviera abanderada por una nueva generación de políticos, poco podrá aprovecharse. Morena, por ser un partido de nuevo liderazgo nacional, debería aportarlos, pero aún no puede hacerlo porque a pesar de sus compromisos de nuevas conductas políticas, aún no hay morenistas puros en el perfil que ellos mismos desearían, porque por sus ideas y propuestas corre sangre priista perredista o de algún otro partido antiguo.  

Y los de antigüedad política, menos. La lucha política actual es contra lo que ellos representan. Malas mañas los preceden. 

El problema es que ninguno puede renunciar a su pasado ni tampoco a la realidad de la primera experiencia como gobierno o como representación popular. 

Eso no es ni malo ni bueno. Es lo que hay. Tampoco puede decirse, de antemano, que serán malos candidatos. Algunos serán excelentes y para ello su partido y coalición tendrán que emitir en breve la segunda etapa del proyecto de transformación nacional a la que tendrán que promover, pasando por la férrea defensa del primero que ya lleva 4 años. 

Conforme pasa el tiempo iremos observando quiénes tienen esa capacidad para hacerlo. De ello dependerá la confianza que los electores depositen en sus candidaturas. 

Importante, porque en general será Morena y su coalición los que ganarán las próximas elecciones para Presidente de la República, la mayoría en las cámaras de diputados y senadores y, en el caso de Puebla, el gobernador del estado. 

En las presidencias municipales habrá otra composición de nuevos alcaldes más plural. 

Por ello, la segunda condición que se refiere a la calidad y capacidad de empoderamiento de los partidos es extraordinariamente estratégica. 

No se ve, al día de hoy, que los partidos en la oposición coaligados puedan tener victorias significativas. Preocupa mucho el caso de lo que resta del PRI, que en las primeras encuestas se ubica en el quinto lugar de posibilidades de recibir votos. 

A lo mejor tienen razón algunos de sus críticos que señalan que la verdadera fuerza política priista, en su mayoría, ya están registrados en Morena y los que quedan, algunos, están a punto de hacerlo. 

Dolorosa esta verdad. No es fácil entender que el cansancio de más de ocho décadas de gobierno sería tan rápidamente evaporado en fracaso. Más difícil entender por qué la mayoría de cuadros distinguidos del priismo fueron admitidos en Morena. 

Cosas del valor circunstancial de la actual coyuntura política. Ya habrá una verdadera generación estrictamente morenista. 

Aprovechar la experiencia priista y la fuerza que a algunos priistas distinguidos les queda no es un error, es más un síntoma de inteligencia y pertinencia. Habría que ganar y ganaron. Morena tiene que seguir ganando y seguirán ganando. 

Al día de hoy y al primer domingo de junio del próximo año, no se ve que pueda ni aparecer una nueva fuerza política que los detenga. Menos que alguno de los que ahora agonizan puedan revitalizarse. 

En ese síndrome transitaremos el siguiente año y tres meses. El ecosistema electoral está ya establecido y para ganar un puesto en esta elección habrá que entenderlo y transitarlo con una estrategia congruente, pero también los que votaremos, tenemos que entenderlo para aprovecharlo. En eso el pueblo bueno, mayoría electoral real, va a esta fecha, cargado hacia un lado por aquello del reparto mensual de dinero y el otro pueblo, no tan bueno, irá en el filo de la navaja de la imposibilidad. 

Hay muchos que aspiran y se anotan como en el caso del siguiente gobernador poblano donde, se dice, que son más de 17 quienes la quieren y todos dicen que pueden, que la merecen y que cumplirán.  Y así en todos los demás puestos. Miles de aspirantes, esto hará tan difícil decidir que a lo mejor el método que sugieren algunos compadres sea el más conveniente para decidir a quién dar los nuevos cargos. Que los rifen, dicen, para que ninguno salga lastimado. Total, quién sabe si cumplirán el paraíso que están ofreciendo. 

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