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lunes, abril 21, 2025

Muéstrales el camino…

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Cada año, millones de personas en el mundo celebran la Pascua. Pero pocos comprenden el vínculo profundo que une la Pascua judía y la cristiana: ambas narran una liberación. Una, de la esclavitud en Egipto. La otra, de la imperfección, del pecado, y de la muerte. En ambas, la sangre de un cordero es símbolo de salvación, y un líder actúa como mediador entre el pueblo y Dios, el poder supremo.

La diferencia está en el método: en el relato judío, la liberación se alcanza mediante lucha; en el cristiano, mediante amor, sacrificio y misericordia.

La Pascua no es solo una tradición religiosa. Es una historia viva, un mensaje de transformación. Un recordatorio de que cuando todo parece perdido, Dios abre un camino. Y que la sangre del Cordero aún representa poder para salvar.

Además, hay un eco profundo en el islam. Aunque no celebra Pascua, el sacrificio de Ibrahim (Abraham) dispuesto a entregar a su hijo en obediencia a Dios, resuena como otro llamado a la fe radical, la entrega y la esperanza.

Liberación, resistencia y sentido político

En sus tres grandes tradiciones –judía, cristiana e islámica– el símbolo del sacrificio y la redención nos habla de una misma aspiración: vencer la opresión y caminar hacia la libertad. No solo espiritual, sino también social y política.

  • Para los judíos, la Pascua es una memoria activa de resistencia.
  • Para los cristianos, es el poder transformador del amor que vence al control.
  • Para el islam, es la obediencia total a una voluntad superior como prueba de fe.

En todas, se plantea un dilema universal:

¿Quién debe guiarnos hacia la libertad?
¿Qué razones justifican el poder?
¿A quién otorgamos autoridad moral para mostrarnos el camino?

Del poder revelado al poder razonado

Estas preguntas vinculan religión, ética y moral con filosofía, derecho y política. A lo largo de la historia, la humanidad ha transitado desde un poder basado en la revelación divina, hacia un poder construido mediante la razón, el consenso y la ley.

Pero en ambos modelos –el “revelado” y el “razonado”– permanece la necesidad de un símbolo que nos oriente, y de una voz que diga: “Este es el camino”.
Porque siempre hay quienes guían. Y siempre hay quienes siguen.

¿Seguimos porque “así lo dijo Dios”?
¿O porque “así lo decidimos los humanos”?
Ahí está el dilema.

Una luz entre sombras

En un mundo lleno de esclavitudes—violencia, miedos, polarización, adicciones, pobreza, marginación— la Pascua sigue siendo un símbolo que llama: salir de la opresión y caminar hacia una libertad verdadera, con conciencia y con propósito.

Este texto es una invitación a pensar, con apertura y con rigor.

Tenebrario” esta columna, toma su nombre del candelabro de siete o quince velas que, en antiguos oficios, marcaba el tránsito de la oscuridad hacia la luz. “Temerario” es, mejor dicho, pretende ser,  una columna de opinión o análisis simbólico. Aquí, nos proponemos seguir aportando reflexión crítica sobre los asuntos de interés público.

Pero, —si así lo permite Mario Alberto, nuestro editor— considero pudiera ser útil abrir un espacio sostenido donde podamos identificar las razones, las omisiones y las perversiones del “Evangelio del poder”. Ese libro no escrito como tal, pero que fundamenta el quehacer de los gobiernos de esta sociedad liquida, aburrida y atrapada en las redes sociales.

Emergen en estos días, nuevas versiones de populismo dogmático, en muchas naciones. Gobiernos que, empujan a los pueblos hacia renovadas formas de autoritarismo.
¿Estamos ante la llegada de nuevos mesías?
¿O solo ante viejos poderes con nuevos ropajes?

Muéstrales el camino
Sí. Pero también preguntémonos a quién seguimos, por qué lo seguimos y hacia dónde nos lleva.

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