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jueves, noviembre 21, 2024

Innovar para trascender

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En política, forma es fondo, dijo Reyes Heroles, un admirado científico social que, por cierto, dio más de 30 años de sobre vida al entonces hegemónico PRI. Muchos años después, su propuesta tiene vigencia, aunque con muchas dificultades para aplicarla sin equivocarse. Es decir, hacer las formas, decisiones y acciones eficientes. 

El domingo pasado, la dirigencia nacional de Morena presentó las reglas para escoger a quien será el siguiente Presidente de la República, y éstas admiten una mujer por primera vez en la historia de este país. 

Por sí sola esta posibilidad sería suficiente para que se reconozca el valor de las reglas que determinan el proceso de selección. Habrá uno adicional, de lograrse. De todas maneras, ya no es historia común y corriente. 

Los comunicadores y los analistas no le dieron la importancia que tiene, en especial para lograr uno de los dos objetivos fundamentales que persigue el líder nacional de este partido, López Obrador, quien construye un camino a la trascendencia de él, más que de su partido. 

Escoger el lugar que quiere que le conceda la Historia importante de México y el mundo no es ni rápido, ni sencillo. Se necesita que integre todo el camino avanzado, empezando por el político inteligente que derrotó al todo poderoso PRI, hasta quien tuvo el valor de confiar el destino de la nación, por primera vez, a una mujer y, para terminar, el ganar a carro completo las elecciones del próximo año. Ninguno lo ha logrado hasta ahora. 

El Presidente está decidido, además, a cambiar la historia política nacional y, para eso, su otro gran propósito es innovar la práctica más importante en quien tiene el supremo placer de demostrar su capacidad de mando y su posibilidad de dominio. Y en verdad solo una persona lo tiene cada seis años. 

Por eso las reglas que en algún momento revisó aspiran a sepultar el dedazo y la imposición, pero sin renunciar al privilegio. Nadie en su sano juicio, si está en ese lugar, renunciaría a tal oportunidad. 

Pero innovar, por muy buena intención que se tenga, se estrella tarde o temprano en los límites de la realidad y las condiciones para que sea posible y, en especial, creíble.  

La encuesta será la base de innovación que realizará su partido y que, aún con la ayuda de otras cuatro empresas fifís que se dedican a eso, sería la novedad, que garantiza el inicio de una nueva era de transparencia en muchas cosas de gobierno, porque ahora incluye la razón del proceso de la selección de quien, tarde o temprano, habrá de relevarlo, no sustituirlo. 

Y es que al Presidente le interesa, más allá de la información para decidir, que se acepte legítimo, y eso implica que todos pensemos que participamos en la selección del candidato o candidata, y que no fue solo él quien la decidió. Pero esto es relativo. Sería verdad, dependiendo del tramo de este proceso gestatorio que elija el analista. 

Primero, las reglas señalan claramente que solo podrán participar 6 personas. 4 de Morena y 2 de sus minipartidos coligados. Es un límite claro que impide que el hipócrita lector pueda participar. ¿Quién los designó? ¿Cuáles fueron las razones colectivas para escoger esos 6 nombres? 

Claro, también debe haber límites que aseguren organización y orden,para que se puedan lograr los objetivos. 

Los cuatro morenistas tienen méritos para poder ser el sustituto, pero las reglas llegaron después de que, por alguna razón, solo ellos tuvieron el permiso de entrar al proceso. Muchas de las prohibiciones, ahora explícitas, también. 

 

Por eso, hay que darle el beneficio del tiempo, para que, si se logran todas estas reglas, la innovación pueda ser, en adelante, metodología para asegurar que la decisión “colectiva” no equivoque la persona no contradiga las intenciones y le dé legitimidad. Por algo se hace con la “intervención de todos”.  

Y entonces poder concluir que la fórmula fue exitosa:  innovar para trascender, que no cualquier genio de la consultoría política, podría haber definido o sugerido. 

Desde ahora, no habrá analista o historiador que pueda negarle el mérito al Presidente, piensa en grande y logrará un lugar importante más allá y superior al que ya tiene por el lugar que ocupa. 

Y también abre un maximat, al convertirse en ese “fiel de la balanza” al que se refería otro López, pero Portillo, quien no convocó a que decidiéramos todos. 

Esa encuesta tendrá mucha importancia porque, además de preguntarnos, da al Presidente legitimidad y confirma su enorme capacidad de seguir decidiendo lo que corresponda en el futuro inmediato. 

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