“Multiverso” es un concepto opuesto a “universo”. La hipótesis central tiene que ver con los prefijos multi (muchos) y uni (uno). Aunque el principio científico proviene de la Física, bien puede, en estos días, aplicarse a la organización y gestión en la sociedad humana.
Tomar decisiones que interesan a todos, fundamento de la política, tendría en estos dos conceptos los polos opuestos para el diseño de las estrategias de gobierno y para la inclusión de todas las familias.
Sin embargo, en una democracia la integración de todos o de la mayoría tiene como fin final una sola realidad mejor que, siendo una, integre a todas las que existen, las que se pueden reconstruir y hasta las que sólo se sueñan.
En los viejos tiempos del partido hegemónico, la idea y el discurso venía en ese sentido. En la sociedad líquida de hoy esto es prácticamente imposible. Todo se mueve, con intenciones, fuerzas distintas y velocidades sorprendentes y la dificultad principal de los políticos es, precisamente, encontrar una razón que motive sinergias y minimice, al menos, la enorme pluralidad para, en base a coincidencias parciales, poder atender las necesidades y aspiraciones en lo general. En lo particular es una utopía.
Las redes sociales de la gran vía ancha global de internet incrementan el rezago en la búsqueda de la unidad y una única coherencia que facilite el gobierno a los políticos. Complican todo para un gobierno que aspira a la unidad y al sometimiento.
La tecnología digital y la realidad virtual hoy nos ofrecen ampliar el estrecho margen de maniobra que por el momento limita la realidad. Su influencia en la acción humana es tal que la vida que nos ofrece; parece real, no lo es; pero nos influye y conduce.
La búsqueda de esas congruencias y coherencias parciales en la conducción política bien podrían representar “metaversos”. Las unidades básicas de los pequeños universos que se mueven en el gran “multiverso” que es una sociedad nacional.
Pero hay una pequeña bronca: los “metaversos” son sólo de los espacios digitales, de esa realidad virtual que nos aleja de lo real desde chiquillos con los videojuegos, los tik toks y los nuevos espacios de la realidad aumentada y el mundo smart.
En la manipulación de los humanos se ha avanzado mucho. Antes se dependía de un vigoroso discurso y la persecución de un sueño que sólo se entendía en la mente de cada uno. Las imágenes, los sonidos y los movimientos crearon nuevas oportunidades con la radio y la televisión. Ahora hemos avanzado a discusiones e interacciones que, aún sin salirse de los espacios virtuales, mueven la toma de decisiones reales.
Así, de los homo videns pasamos al homo digitales de hoy que requieren política virtual, comunicación virtual, políticos virtuales y ciudadanos virtuales.
Controlar a los grupos en una realidad simulada a propósit, nos contrasta con esa anticuada vida real que todos quisiéramos abandonar con sólo cerrar los ojos. Pero en algún momento tendremos que despertar. Ahí está la bronca para los políticos. Las intenciones no han cambiado; solo, por ahora, los instrumentos de control y dominación. Eso también es una forma de corrupción que cambia las razones y los argumentos por seducciones.