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jueves, noviembre 21, 2024

Estrategias

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Una elección es un juego de estrategias y de mañas, malas mañas. 

El elector debe aprender que, al margen de lo que se diga en público, hay muchas otras decisiones que se operan en lo oscurito y no necesariamente son buenas o malas, estas calidades, en política no se acostumbran. Son necesarias y punto. 

Las alianzas y las coaliciones electorales, por ejemplo, son una estrategia a la que acuden los partidos políticos que son incapaces, por si solos, de ganar una elección.  Su intención es totalmente contraria a lo que se diga, en términos de poder y de influencia en los electores. 

Se convierten, para varios minipartidos, en la tabla de salvación, para no perder su registro ante la ley y para, de pasadita, obtener algunos puestos en la representación popular, que por sí solos no ganarían. 

El acuerdo entre los partidos que las integran incluye una fórmula de reparto de votos que obtiene la alianza o la coalición, muy diferente a la voluntad directa del elector. Pero, la ley lo autoriza.  Así pueden subsistir partidos como el PT, el Verde Ecologista, ahora lastimosamente, el PRD y en algunas regiones, el PRI. 

Pero esto es lo que se ve, se oye, se discute y se vota en las urnas. 

Hay otras estrategias que nos recuerdan que la política es pacto, es acuerdo, es negociación. A ninguno debe asustarnos esta afirmación, porque tiene muchas elecciones que se utiliza y se seguirá utilizando, porque la política moderna pasa primero por los acuerdos generales entre los partidos que participan y ya luego le llegan a los electores. 

Esta semana se decidirán dos elecciones estatales que, por ser las únicas en este año, sobresalen en el debate político nacional. Son importantes, como cualquier otra, para quienes viven en esos estados, pero, aunque se les quiera agregar milagros adicionales, su realización, refleja en algo, solo en algo, indicadores para la siguiente elección, la del 2024, que no serán total espejo de lo que suceda en el Estado de México y en Coahuila. 

En cada estado, las coaliciones electorales registradas y los partidos locales juegan con diferentes estrategias que no tendrían por qué ser de relevancia, a no ser que las decisiones en lo oscurito para ambos estados vienen juntas.  Esto sí es especial y de amplios significados para el 2024. 

Consta a muchos, el especial interés que quien manda en este país tiene, por ganar el Estado de México para su coalición, integrada por Morena, PT, Verde.  En Edomex, la elección es altamente competitiva y lo que se juega aquí es consolidar una venganza contra el PRI como partido, para eliminarlo del país y, además, derrotarlo en este estado que ha gobernado por siempre, que se ostenta sede del mayor grupo de poder priista en el país. 

La venganza, es justo decirlo, proviene de los muchos años que costó a quien manda en este país, arribar a la presidencia de la República.  Así que ahí se juega algo más que la gobernatura del estado.  Por eso, los tres partidos van unidos, fuertes y bien apoyados en todos los sentidos, porque hay que ganar, no importa ni el precio ni lo que haya que hacer. 

Al contrario, en Coahuila, los tres partidos de la coalición que gobierna este país van, no solo cada uno por su lado. Van enojados, combatiendo entre ellos. La idea aquí es que Morena, se presente tal cual es su situación real en esa entidad. Es decir, con poca energía para ganar. 

No vaya a pensar que al que manda en este país le crecieron los enanos o se le salieron de control los dos partidos cuates de aventura.  No, ninguno en su sano y santo juicio, podría afirmarlo.  Hay mando, hay poder, hay liderazgo y a un presidente tan fuerte, como el de hoy, no hay, dentro de sus ejércitos particulares, quien le pueda decir que no.  

En Coahuila, la estrategia fue desbaratar la coalición.  En Edomex, al contrario, fortalecerla, incluyendo la ayuda informal que el “independiente” Movimiento Ciudadano está realizando a favor de Morena, atacando al PRI. 

Lo que sucede parece radionovela antigua, pero es la realidad.  Admite varias preguntas, por supuesto, ¿es tan valioso ganar el Estado de México, aún a costa de no ganar en Coahuila? 

La venganza es dulce y el PRI no debe olvidarlo.  Pero ganar, donde se asegura ganar, es más, porque el que manda, manda. 

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