Las encuestas son un indicador que motiva confianza. Son ciencia aplicada y evaluada bajo una metodología comprobada, en su eficiencia, es decir, en sus resultados, consecuente con una lógica simple: se desprenden de lo que, los encuestados, han dicho.
El periodo de precampaña oficial, terminó el 18 de este mes y amerita una evaluación general, porque supone que, en esos días, se construyeron las bases de lo que será, triunfo o derrota, el 2 de junio.
Alejandro Armenta ganó la precampaña. Es cierto que esta victoria es solo un anticipo. No es el ánimo triunfador. Es la verdad reflejada en opiniones de quienes habrán de ir a las urnas el primer domingo de junio de este año.
Se acostumbra, ahora, realizar un ejercicio sintetizador y promediado, al comparar, simultáneamente, varias encuestas. Esto da mayor margen de seguridad y confianza, en los resultados.
Diez empresas encuestadoras dan un triunfo claro al senador Alejandro Armenta, con dos indicadores claros e irrefutables. Intención de votar por él, con más del 53 por ciento y la diferencia, en esta misma medida, con quien va en segundo lugar: más de 24 puntos.
La campaña se realizará en marzo, abril y mayo. Es difícil que las tendencias reviertan a grado tal que sean totalmente contrarias a lo que en esta semana sabemos.
Ganar en una elección, no es, ni rápido, ni fácil. Las encuestas son una fotografía, pero revelan todo el proceso. Los resultados no son magia, no son invento. Son expresiones reales de los electores consultados.
En el periodo de precampaña, las ideas, las propuestas y sobre todo las actitudes de Alejandro Armenta han sido: claras, oportunas y pertinentes con lo que desean los poblanos y con sus posibilidades de realizarlo.
Dos actitudes, en especial, construyen los números exitosos: Armenta está convencido de poder continuar la transformación del presidente López Obrador y demuestra que conoce muy bien los objetivos sociales de dicho movimiento, porque los ha vivido y los ha apoyado para ser reales. Armenta también dispone de la información creíble y confiable para poder armar nuevas estrategias y programas por una simple razón, conoce a los poblanos y poblanas. Durante muchos años ha estado caminando con ellos. Varias veces, ellos y ellas, le han dado su voto y le han nombrado su representante.
Este proceso no puede olvidarse ahora que, Armenta, regresa a ellos para volver a pedirles, confíen en él.
Armenta dispone mejores atributos para comunicarse con el electorado poblano, tanto en sus ideas y actitudes personales, como su experiencia en el gobierno y la representación popular. Su manera de comunicar sus contenidos, ha sido clara y precisa en sus “10 razones para gobernar Puebla”, innovando el sistema democrático, la legislación y los procesos para que todos intervengan en el gobierno.
El otro candidato no conoce todo el territorio estatal, no ha tenido la oportunidad para dialogar con todos los poblanos de diferentes lugares de Puebla, ni los poblanos han conocido su desempeño o su manera de pensar. La capital, si bien es el asentamiento más grande de población, no es toda la población poblana.
Además, le falta una chispa de alegría. Se le ve que va obligado a una candidatura que no pidió, que se le insistió y presionó para que la aceptara. Ese desánimo es fácilmente medido por los electores.
En cuanto a propuestas, la diferencia es tan amplia, que lo que, en uno, Armenta, son proyectos en los otros precandidatos, son débiles sugerencias de ideas inconexas y lejanas a las realidades de todos, en los diferentes asentamientos poblanos.
Las opiniones expresadas en favor de Armenta, no mienten. Revelan que se construye una tendencia hacia el triunfo.
Armenta será gobernador de Puebla. No hay duda.
