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miércoles, enero 15, 2025

Agatha Christie, curiosa impertinente

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Rosalía Pontevedra 

 

Si algo aprendemos de las intrigantes novelas de Agatha Christie es que nada y todo puede ser venenoso, quizás mortífero, dependiendo de la dosis. ¿Cómo se explica su tremendo éxito, desde que en 1921 publicara el primero de sus relatos, inscritos en la literatura negra? 

En su caso se trata de una serie de felices acontecimientos. Nacida en el seno de una familia acomodada, sus expectativas a principios del siglo XX eran muy limitadas, dada su condición femenina en una sociedad patriarcal y sorda.  

Sin embargo, gracias a su talento natural consiguió aprender los intrincados trucos de la farmacología, al ofrecerse como voluntaria durante la Primera Guerra Mundial. Ahí se ganó un lugar limpiando platos y pisos, ayudando a las enfermeras a atender a los heridos, estudiando lo que las moléculas químicas que podían acelerar su curación o su muerte tenían que revelar. 

Agatha Christie y Max Mallowan en su casa de Winterbrook, 1950. Según la National Portrait Gallery de Londres, el fotógrafo es desconocido. National Portrait Gallery, London, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index. php?curid=98791450

Al cabo del tiempo la joven autodidacta publicó The Mysterious Affair at Styles, un éxito inmediato de librería. Atrajo la atención del público, de la crítica literaria y de la comunidad científica, la cual alabó su rigor al mezclar piezas clave de la trama con secretos de toxicología que resultan verosímiles tanto para el lector común como para el sabio. 

Al estallar el segundo conflicto armado de escala mundial volvió a enlistarse con objeto de servir. Fue asignada al University College Hospital de Londres. Ahí se mantuvo al tanto de los fármacos que pueden aliviarnos o matarnos; coleccionó una importante documentación acerca de docenas de casos de la vida real, sucesos que enriquecieron su ficción.  

No debe extrañar, por ende, que Christie haya vendido más de dos mil millones de ejemplares de sus 66 novelas, 14 libros de cuentos y tres obras de teatro, traducidos a más de cuarenta lenguas alrededor del mundo. 

Quienes han estudiado su vasta obra literaria, han hallado cuarentaiún casos de asesinato, intentos de homicidio y suicidios a lo largo de sus relatos. ¿Los venenos favoritos? Cianuro y arsénico, clásicos; la morfina y la estricnina, modernos. 

De Agatha Christie plaque -Torre Abbey.jpg: Violetrigaderivative work: F l a n k e r – Agatha Christie plaque -Torre Abbey.jpg, CC BY-SA 3.0, https:// commons.wikimedia.org/w/index. php?curid=4841991

En un espléndido libro (A is for Arsenic. The Poisons of Agatha Christie, 2015), Kathryn Harkup nos ofrece una guía clara sobre la manera como los implicados buscan salirse con la suya, mientras que la entrometida y astuta señora Marple, y el refinado detective belga, Hércules Poirot, develan el misterio. Todo a través del cristal de la química farmacológica, en particular, la rama de la toxicología. 

Christie también fue una devota jardinera, afición que se refleja en las diversas sustancias tóxicas que tientan a las mentes criminales. Toda una lección de farmacopea puede encontrarse en esta emocionante, a veces electrizante ficción arropada por la ciencia. 

Así, nombres comunes, que a veces nos suenan hasta inofensivos (léase la nicotina, el aceite de ricino, las semillas de Calabar, una leguminosa africana), en su preparación y dosis adecuada, pueden confundir a los forenses, simulando un suicidio o una sobredosis autoprovocada, cuando en realidad se ha tratado de un homicidio. 

Es importante hacer notar un par de aspectos que Harkup puntualiza en su libro. En los inicios de siglo XX la ciencia ya se hacía en el sistema métrico decimal, cosa que tuvo enormes, en ocasiones letales consecuencias para los países acostumbrados a guiarse por el sistema inglés, provocando que se realizasen conversiones erróneas.  

De autor desconocido. Mathew Prichard y Agatha Christie (2013-01-17). “The Grand Tour: Letters and photographs from the British Empire Expedition 1922” (HarperCollins Publishers. Kindle Edition., Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=32582799

Christie vivió una extraordinaria época: el despertar de la ciencia química, años en los que se incorporó de manera más racional y sistemática sustancias conocidas de tiempo atrás por la sabiduría popular, y al mismo tiempo se empezaron a crear nuevos fármacos. 

Además, si bien es cierto que Christie es meticulosa, diríamos incluso que se regodea describiendo la preparación de venenos, es igualmente verdadero que los métodos de control y detección de sustancias potencialmente venenosas se han refinado tanto que es casi imposible evadirlos. Si no, pregunten a los deportistas que se han atrevido a cruzar la raya del antidoping. 

En 2025 se cumplen 135 años del nacimiento de esta genial autodidacta, curiosa impertinente que nos lleva de la mano por el universo complejo de las pasiones humanas mediante su magistral literatura, pintada con las diversas formas del humor irónico y pasada por el tamiz de la ciencia atenta a las transformaciones moleculares. 

Rosalía Pontevedra 

Escritora de ciencia, radica en Madrid. 

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