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jueves, noviembre 21, 2024

¿Qué hacemos con los pobres, qué hacemos con Puebla?

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Esa pregunta se hacía Ignacio Manuel Altamirano en el siglo XIX y la retomó Julieta Campos en un libro importantísimo. No se trata en estas pequeñas notas de plantear soluciones mayores, sino de pensar a Puebla en esos términos. Según el Índice de Pobreza Multidimensional, una medida que toma en cuenta no solo los ingresos, sino también otros indicadores como la educación, la salud y el acceso a servicios básicos. Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en 2020, aproximadamente 43.9 por ciento de la población mexicana vivía en situación de pobreza multidimensional. En Puebla los datos son alarmantes, más de 60 por ciento. Las causas, como ya se dijo, multifactoriales. Según los mismos datos, alrededor de 9.8 por ciento de la población de Puebla se encontraba en situación de pobreza extrema en 2020. La pobreza además se distribuye inequitativamente en el estado, con zonas rurales muy marginadas y ciudades prósperas y económicamente boyantes. 

Si bien el estado tiene una economía diversificada que abarca la agricultura, la manufactura y los servicios, la distribución desigual de los recursos y las oportunidades ha dejado a muchos en condiciones precarias. 

La falta de empleos formales y la alta tasa de empleo informal son rasgos distintivos del mercado laboral en Puebla. Esto afecta negativamente a los ingresos de las personas y dificulta la acumulación de riqueza y movilidad social. La disponibilidad y calidad de servicios como la educación y la salud pueden variar significativamente en Puebla, especialmente en áreas rurales. Esto crea desigualdades en el acceso a oportunidades y recursos. Las áreas rurales de Puebla enfrentan tasas más altas de pobreza debido a la falta de infraestructura, oportunidades económicas limitadas y la dependencia de la agricultura. La marginación social y económica de estas comunidades es un problema arraigado. Por otro lado, la migración interna y externa es común en Puebla, ya que las personas buscan oportunidades económicas fuera del estado o incluso fuera del país. Esto puede tener un impacto en las redes familiares y sociales, así como en la dinámica económica local. 

La pobreza puede socavar la cohesión social en las comunidades, ya que las personas luchan por satisfacer sus necesidades básicas. Esto puede llevar a tensiones sociales y una disminución de la solidaridad comunitaria. La pobreza a menudo resulta en un acceso limitado a la educación de calidad, lo que perpetúa el ciclo de la pobreza al limitar las oportunidades de movilidad social. 

Aquí entonces un “abanico” de idas para que fuera bueno discutir en las plataformas electorales para la gubernatura. 

  1. El establecimiento de escuelas en áreas rurales y en asentamientos informales en la capital debe ser prioritario. Esto incluiría la construcción de aulas adecuadas, bibliotecas y laboratorios. Invertir en la formación de docentes, ofreciendo incentivos para que profesionales capacitados trabajen en áreas desfavorecidas. La incorporación de tecnologías educativas podría mitigar la falta de recursos en algunas escuelas. Programas de aprendizaje en línea y recursos educativos abiertos pueden ser una solución. Programas flexibles que permitan a adultos completar su educación básica y media, favoreciendo la alfabetización y capacitación en habilidades laborales.
  2. Diversificación económica. Turismo cultural: Puebla es rica en cultura y tradiciones. Potenciar el turismo cultural y ecológico, aprovechando sus zonas arqueológicas, festividades y gastronomía, puede ser una fuente significativa de ingresos. Programas que ofrezcan formación y recursos a artesanos para mejorar y comercializar sus productos, tanto a nivel nacional como internacional. Raymundo Sesma tenía, por ejemplo, un proyecto genial para tecali y el ónix con diseñadores italianos.

Establecer zonas de innovación tecnológica que atraigan startups y empresas de tecnología, generando empleo y modernizando la economía local. 

Programas que fomenten técnicas de cultivo sostenibles y resilientes al cambio climático, incluyendo la formación en agroecología. 

  1. Programas sociales. Asistencia alimentaria: Establecer comedores comunitarios que, además de proporcionar alimentos, ofrezcan capacitación en nutrición y preparación de alimentos saludables.

Vivienda. Programas que faciliten el acceso a viviendas dignas, mediante subsidios o créditos asequibles. También es esencial regularizar asentamientos informales, dotándolos de servicios básicos. 

Capacitación laboral: Centros de formación que ofrezcan cursos en habilidades demandadas en el mercado laboral, desde carpintería y costura hasta programación y diseño gráfico. 

Salud comunitaria: Establecimiento de clínicas comunitarias en áreas de difícil acceso, y programas de formación para que miembros de la comunidad se conviertan en promotores de salud. Ya se tenían hospitales regionales con medicina alternativa y curanderos, hay que regresar a ese proyecto y ampliarlo 

Seguridad comunitaria: Fomentar la organización comunitaria para la autoprotección, y establecer programas de prevención del delito enfocados en jóvenes en riesgo. 

Al desarrollar estas soluciones, es crucial que cuenten con la participación de la comunidad. Las políticas y programas más efectivos son aquellos que cuentan con el respaldo y la participación de aquellos a quienes están destinados a servir. 

Además, la cooperación intersectorial, donde diferentes áreas gubernamentales y organizaciones civiles trabajan juntas, puede ser fundamental para garantizar la efectividad y sostenibilidad de estas soluciones.  

Me tocó colaborar en la creación de planes de desarrollo y me temo que se hicieron en los escritorios de los burócratas y con foros ad-hoc donde los políticos escuchaban lo que querían, no lo que debían. 

En materia de Acción cultural se me ocurren estas mínimas propuestas regionalizadas 

Zona Metropolitana (incluyendo Puebla capital): 

Festivales Culturales: Organización de festivales que promuevan las artes contemporáneas, cine, música y literatura. Estos pueden aprovechar los espacios públicos y teatros de la ciudad. 

Museos y Galerías: Establecimiento o renovación de museos y galerías con tecnología interactiva, con exposiciones rotativas que destaquen el arte local, nacional e internacional. Los museos, incluido el Barroco deben pertenecer a la secretaría, hay que cancelar el proyecto morenovallista de un organismo de museos de chile mole y manteca donde están el Teatro Principal, el mejor museo de Puebla y el centro de convenciones. En ese mismo sentido hay que reabrir la Casa del Escritor refugiado y la Galería de Arte de San Francisco que fue convertida en un lugar de canje de placas. 

Sierra Norte (Huauchinango, Zacatlán, entre otros): 

Rescate de Música Tradicional: Programas que fomenten el aprendizaje y difusión de música tradicional de la Sierra, incluyendo talleres y festivales. 

Teatro Comunitario: Promoción de grupos teatrales locales que narren historias y leyendas de la región, fomentando la identidad y tradición oral. 

Valle de Serdán (Tecamachalco, Acatzingo, entre otros): 

Artesanías: Talleres y ferias que promuevan la producción y venta de artesanías tradicionales, como alfarería y tejidos, ofreciendo capacitaciones para mejorar técnicas y diseños. 

Literatura Rural: Concursos y talleres de narrativa que reflejen la vida y desafíos del campo poblano, promoviendo la literatura local. 

Mixteca Poblana (Acatlán, Tepexi de Rodríguez, entre otros): 

Danza y Música Indígena: Festivales que celebren y preserven las danzas y música tradicionales indígenas, ofreciendo escenarios para que las comunidades compartan su cultura. 

Artes Visuales: Impulso a la creación de murales y artes plásticas que reflejen la rica historia y tradiciones de la Mixteca, transformando espacios públicos y promoviendo el turismo cultural. 

Valle de Atlixco y Matamoros: 

Gastronomía: Organización de festivales gastronómicos que destaquen la rica culinaria de la región, desde sus moles hasta sus productos agrícolas. 

Tradiciones: Eventos y talleres que celebren festividades tradicionales, como el Día de Muertos, con ofrendas, música y danza, fomentando el turismo y la identidad regional. Urge una red de casas de cultura regionalizada y un fortalecimiento al antiguo programa de cronistas (agrupados en el Consejo de la Crónica Estatal). 

Es esencial que estas propuestas culturales y artísticas sean inclusivas y consideren la diversidad de la población en cada región. Además, involucrar a la comunidad en la planificación y ejecución garantizará que las iniciativas sean relevantes y bien recibidas. Estas propuestas no solo fortalecerán la identidad y cohesión social en Puebla, sino que también pueden impulsar el turismo cultural, generando beneficios económicos para las comunidades. La cultura genera paz, regenera el tejido social y coloca a lo humano y a lo social en el centro. 

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