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miércoles, septiembre 18, 2024

¿Habrá una verdadera oposición en el sexenio de Claudia Sheinbaum?

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El próximo sexenio de Claudia Sheinbaum presenta un escenario complejo para la oposición en México. Los recientes liderazgos de Alejandro Moreno (Alito) en el PRI y Marko Cortés en el PAN han sido justamente criticados por su falta de contundencia y visión estratégica. La llamada Alianza Opositora además vendió su alma al diablo con Claudio X. González. Más que una alianza se trató de un fallido intento por encontrar un candidato único que pudiera competir de veras contra Morena. Xóchitl llegó a su “Principio de Peter” con la posible candidatura de la Ciudad de México, pero mostró que no tenía nada que hacer en una elección presidencial. Solo ganó Aguascalientes (perdió hasta Guanajuato). En un contexto donde las reformas constitucionales propuestas por AMLO amenazan con consolidarse antes de octubre, surge la necesidad urgente de una oposición más sólida y efectiva. Una oposición que piense en el debate de ideas, en alternativas de país y que pueda ejercer de verdadero contrapeso a pesar del bono democrático amplísimo (casi total) de los votantes a Morena.

Los desafíos de una oposición verdadera comienzan con la necesidad de trascender los falsos liderazgos que han dominado el panorama político. Alito y Cortés representan un tipo de liderazgo que, en lugar de consolidar una visión crítica y constructiva, ha mostrado una tendencia a la negociación ambigua y a la falta de propuestas claras. Un querer quedarse en el poder, llegar al Senado, conservar por ejemplo al PRI como negocio. La oposición debe renovar sus cuadros, promoviendo líderes que realmente representen los intereses de sus bases y puedan articular una agenda coherente. ¿Dónde están los jóvenes y los liderazgos regionales en este batiburrillo político que es la oposición mexicana que no se ha repuesto de la elección de 2018 y no ha sabido leer al país? Quizá en algunos partidos políticos hasta esta elección menores (Movimiento Ciudadano, por ejemplo, que solo importaba en Jalisco y ahora tiene más de diez millones de votantes, pésele a quien le pese, gracias a Máynez y no a Dante Delgado, quien representa también más de lo mismo).

La oposición enfrenta el reto de integrar fuerzas regionales que, en muchos casos, han demostrado ser más efectivas y cercanas a las necesidades de la población que las dirigencias nacionales. Estados como Jalisco, gobernado por Movimiento Ciudadano, o Chihuahua, con una tradición panista fuerte, podrían jugar un papel crucial en la construcción de un contrapeso real en el Congreso. La articulación de estas fuerzas regionales, con sus particularidades y fortalezas, sería esencial para una oposición que busque incidir en el rumbo del país. Una oposición que se eleve, al fin, a interlocutor del poder.

El papel de las cámaras legislativas será determinante. Con una mayoría morenista en ambas cámaras, (dos senadores, con nuestro chapulinismo se consiguen fácil), la oposición deberá centrarse en estrategias legislativas inteligentes y alianzas tácticas que permitan frenar o moderar las reformas más controvertidas, las que parezcan a esa minoría peligrosas, las que rompan los posibles contrapesos. Aquí, la capacidad de negociación y la habilidad para presentar alternativas viables serán claves. No basta con oponerse; es necesario proponer y construir consensos que reflejen una visión de país distinta a la del oficialismo. Morena y Sheinbaum ya no pueden culpar a la “mafia en el poder” o al “neoliberalismo” de los males de México, pues empiezan su séptimo año de gobierno.

¿Cómo enfrentar entonces el paquete de reformas constitucionales impulsado por AMLO, que incluye cambios significativos en áreas como el sistema electoral, la justicia y la seguridad? Los diálogos con juristas, las consultas públicas, pueden ayudar si se articulan las propuestas alternas, los disensos. La defensa de principios democráticos fundamentales debe ser en ese sentido guía de acción. Beatriz Paredes se equivocó cuando diagnosticó que AMLO era una “ocurrencia histórica”; o, mejor dicho, una golondrina que no hacía verano. Claudia Sheimbaum ganó por un porcentaje mucho mayor de votos que su antecesor, porque en buena medida Morena sigue articulando una esperanza de cambio verdadero y sustentable y la ciudadanía decidió seguirle dando toda su confianza.

Para que los partidos se constituyan en verdadera oposición (fundamental en toda democracia) es imperativo que se fomente una renovación interna, se integren fuerzas regionales con visión y se construyan estrategias legislativas sólidas y propositivas. La Sociedad Civil y los medios también tienen que articularse, proponer soluciones diversas, encontrar los múltiplos mínimos comunes. Solo así será posible ofrecer un verdadero contrapeso al poder y asegurar un debate democrático que beneficie al país en su conjunto, a un México que nos requiere a todos, sin importar ideología o afiliación política.

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