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jueves, noviembre 21, 2024

Un buen año, el mejor

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Comienza 2022. Y, como cada año nuevo, muchas personas suelen aprovechar el cambio de calendario para hacer propósitos o renovarlos, desear a los seres queridos salud, paz y bendiciones abundantes, compartir el sentimiento de esperanza y la consciencia de que la posibilidad es permanente o, dicho de otro modo, que cada día la libertad nos obliga a decidir y aprovechar o descartar oportunidades.

No seré la excepción: deseo a quien lee estas líneas que este año traiga cosas buenas, que los propósitos se cumplan y que la cotidianidad se transforme en una historia de éxito.

Pero, ¿de qué depende que las metas se cumplan?

Para empezar -según Michael Hyatt, el publicista dedicado últimamente a temas de liderazgo-, las metas deben ser específicas, medibles, factibles, arriesgadas, limitadas en el tiempo, emocionantes y relevantes.

O sea: aunque es fundamental saber qué es lo que uno pretende para conseguirlo, no es suficiente asociar el deseo a una uva y una uva a cada campanada a media noche, el 31 de diciembre.

Ayuda, por supuesto, expresar la intención y poner por escrito lo que uno quiere.

Mejor aún es acompañar los propósitos de año nuevo con un plan. Y de eso va el libro Tu mejor año, del mencionado Michael Hyatt, quien supone que existe gente preparada académicamente que desea crecer en diversos aspectos de su vida y que, para triunfar, necesita reconocer su potencial, definir metas y ponerse en acción.

“A menos que creamos que podemos alcanzar nuestras metas, seguramente fallaremos”, comienza diciendo. Y, acto seguido, sugiere revisar las propias creencias. Dado que nuestro lenguaje y nuestro pensamiento configuran la comprensión que tenemos del mundo, tiene sentido sustituir las “creencias limitantes” por “verdades liberadoras”, pasar del temor y el control al riesgo y la aventura, del “ya merito” al “sí se pudo”.

De acuerdo, no es suficiente “imaginar cosas chingonas” como sugería el Chicharito en una entrevista para que un equipo de futbol sea campeón del mundo. De lo que se trata es de identificar pretextos y barreras que existen sólo en la mente. Y eliminarlos.

Si el primer paso para vivir el mejor año es revisar las creencias, el segundo es tomar distancia del pasado. Sin embargo, no basta con decir que se le ha dado la vuelta a la página, es necesario evaluar por lo menos el año anterior: qué se esperaba, qué no sucedió, qué sí ocurrió. Y también hay indagar por qué. Antes de despedirnos del pasado debemos tomar nota de lo aprendido.

No es extraño que tanto Hyatt como muchos otros autores de textos sobre gestión, en general, y de liderazgo y desarrollo personal, en particular, sugieran el uso del diario personal como herramienta para registrar lo que sucede habitualmente y hallar su significado. Las cosas no solamente pasan, significan. Incluso aquellas acciones que causan arrepentimiento tienen sentido y pueden transformarse en un estímulo.

Salvo que sonría la Fortuna, el tercer paso en la propuesta del autor implica trabajar tanto en alcanzar “metas de logro”, es decir, actividades únicas, como “metas de hábito”. Y reconocer que “el riesgo es tu amigo”. Esto requiere salir de la zona de confort y dirigirse hacia la zona de aprendizaje sin caer en la zona delirante.

Frente al “mito de lo divertido, rápido y fácil”, lo cierto es que todo cambio -aún el más noble- requiere tiempo, esfuerzo y enfrenta resistencia interna y externa. Por ello es importante expresar y apuntar aquello que sustenta cada meta. “Encontrar el porqué” es el cuarto paso y es importante pues ayuda a mantener la motivación cuando el reto se torna imposible. También útil hacer comunidad con gente que persigue objetivos semejantes o comunes.

Finalmente, el quinto paso es “que suceda”, dar el primer paso, realizar las tareas necesarias, fomentar los incentivos, experimentar el logro y -muy importante- celebrarlo.

Desde luego, apreciar el progreso es más fácil cuando se cuenta con un planeador, un diario y alguna otra herramienta que permita visibilizar lo que se quiere y las acciones para reducir la brecha entre el deseo y la realidad.

El libro aporta, como es de suponerse, ejemplo y formatos útiles para experimentar ese anhelado buen año, el mejor.

Ahora. Ya sea siguiendo un método, ya llevado por el puro instinto, lo importante es que sus propósitos se hagan realidad.

Lo mejor para ti, lectora, lector.

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