En el mundo del tiro con arco, la precisión es un arte que nace de la disciplina y se fortalece con la pasión. Esta es la historia de Fernando Castellano Lara, Uriel Hernández Huerta y Leonardo Noé Pérez Martínez, tres jóvenes arqueros de la BUAP que transformaron la inspiración encontrada en películas, videojuegos y competencias olímpicas en un proyecto deportivo que hoy rinde frutos.
Fernando, de 22 años, recuerda con claridad la imagen que lo motivó:
“Desde que ves las Olimpiadas y ves a los arqueros con esa precisión… como jóvenes quisiéramos poder hacerlo un día”.
Uriel, de 24, creció viendo series y filmes que despertaron su curiosidad por el arco; mientras que Noé, de 19, descubrió su interés a través de los videojuegos. La universidad se convirtió en el escenario donde esa inquietud se transformó en un camino deportivo.

Pese a compartir el mismo objetivo en el tiro con arco, cada uno sigue una ruta académica distinta. Fernando cursa el octavo semestre de Derecho, Uriel concluyó Ingeniería Mecatrónica y Noé estudia el tercer semestre de Contaduría Pública.
Compaginar entrenamientos y estudios ha sido un reto constante. “Es todo un reto para un estudiante ser selectivo universitario. Es un sacrificio, pero vale la pena porque es algo que te apasiona”, afirma Fernando. Los tres coinciden en que el apoyo institucional, como permisos especiales para ajustar horarios, ha sido clave para mantener el equilibrio.
La Universiada Nacional 2025, celebrada en la BUAP, se convirtió en el escenario de su mayor logro hasta ahora. Frente a competidores de todo el país, el equipo obtuvo la medalla de bronce por equipos, un triunfo que valoran especialmente por haberlo conseguido en su propia casa de estudios.
Fernando y Uriel suman además medallas en competencias estatales y olimpiadas nacionales, mientras que Noé acumula logros en competencias internas, consolidando una carrera prometedora dentro del deporte universitario.
El camino al podio también estuvo marcado por tropiezos. Hace dos años, una competencia regional los enfrentó a una dura lección. “Íbamos muy confiados… y hubo un estado, Veracruz, que no nos lo imaginamos, nos desmontó el equipo”, recuerda Fernando.
Uriel agrega que esa experiencia les enseñó a mantener la humildad deportiva: “Nos sirvió para saber que siempre puede haber alguien mejor… y echarle más ganas”.
Los tres arqueros invitan a más jóvenes a explorar este deporte. Fernando, quien comenzó a los 20 años sin experiencia previa, alienta a confiar en uno mismo: “Si les gusta y les apasiona, van a dar resultados”.
Uriel destaca que el deporte abre puertas y oportunidades, y Noé anima a superar el miedo inicial al arco, ofreciendo la guía que él hubiera querido tener al comenzar.
Tres historias distintas convergen en un solo objetivo: demostrar que con disciplina, pasión y apoyo institucional, cualquier meta deportiva o académica es alcanzable. Los arqueros de la BUAP confirman que, más allá de la diana, existe un camino construido de constancia y dedicación.

