En solo un año, Aurora Sierra Rodríguez ha transitado del ámbito académico de las aulas y el análisis de la teoría política con sus alumnos a poner en práctica sus conocimientos en la arena del de poder Puebla. El resultado es sorprendente: Es como si toda su vida se hubiera manejado en este último mundo.
La diputada local por el distrito 18, con cabecera en Cholula, se ha destacado por su papel conciliador y de consensos dentro de la LXI Legislatura al encabezar la presidencia de la Mesa Directiva.
Su perfil ciudadano y su apertura al diálogo la han llevado a lograr una de las reformas más importantes para la LXI Legislatura: la tipificación y sanción de la Violencia Vicaria en la entidad, a presidir la Mesa Directiva del Congreso del Estado, pero lo más importante para ella, transitar entre la clase política poblana sin perder su perfil ciudadano.
La legisladora panista, ahora, se prepara para continuar con su trabajo de consensos entre los distintos grupos legislativos y al interior mismo de su propia bancada del PAN, sin descartar la posibilidad de ver su nombre de nueva cuenta en la boleta electoral del 2024, en la trinchera que la quieran poner los ciudadanos.
Ya pasaron 12 meses de que tomó protesta al cargo. ¿Cuáles han sido las principales iniciativas y reformas que ha propuesto?
He presentado 28 iniciativas, dos de ellas son ya ley: La más importante es la Ley Vicaria porque permite que Puebla sea referente nacional. Quiere decir que este trabajo se hizo primero en Puebla y hoy está en siete estados. Es importante porque destaca el trabajo que se hizo con la sociedad civil, que es la escucha activa. Desde octubre pasado tuve a bien reunirme con Cam-Cai, con el Frente Nacional Contra la Violencia Vicaria, se hicieron foros y fue hasta este año que se presentó la iniciativa. Aunque en Puebla no se votó primero, sí permitió que otros estados empezaran a votar la ley, por eso hoy Puebla es referente nacional y se está avanzando en otros estados como Guanajuato.
Mi actividad legislativa se divide en varios ejes. Una es la producción legislativa que he tenido, además de los 16 exhortos y de seis de ellos que han pasado. Ahí destaca la ciudadanización del Congreso, que yo la entiendo trasladar el poder a los ciudadanos a través de darles voz y, por otra parte, desde la manera técnica en cómo mejorar los procesos para que los ciudadanos puedan acceder al proceso legislativo de la forma más eficiente y también institucional. Propuse una reforma al artículo 32 Constitucional -que está para discutirse- para que en lugar de tener un Congreso se tenga un Parlamento Abierto, esto implicaría transparencia, rendición de cuentas y también de accesibilidad de los datos de manera digital para los ciudadanos.
El otro eje es la defensa de las mujeres a una vida libre de violencia. Mis iniciativas están encaminadas por ahí, por ejemplo, la que propone exámenes psicométricos antes de casarse, tanto como la prueba de VIH para poder prevenir escenarios de divorcios prematuros o poder prever escenarios de violencia familiar o de violencia vicaria incluso, y que nos podrían ayudar muchísimo para destrabar situaciones muy tristes y muy lamentables en los juzgados.
El otro rubro es el de la salud mental, priorizarla en la entidad. Venimos del confinamiento por el Covid-19 que dejó situaciones de ansiedad, estrés postraumático, depresión y altos índices de suicidio que estamos teniendo incluso ahora en las nuevas generaciones.
Y, finalmente, la seguridad. Presido la Comisión de Asuntos Metropolitanos, represento a dos de los municipios más importantes de la zona metropolitana, por lo tanto, creo que es importante la suma de exhortos que han sido aprobados para homologar funciones de las policías, sueldos, protocolos. Todo eso ayuda interinstitucionalmente a los ayuntamientos de la zona metropolitana para que puedan dar un mejor servicio en temas de seguridad.
Eres una diputada que viene de la sociedad civil. ¿Qué tanto influye ese perfil?
Si observas mi proceder, la manera en la que me he movido en tribuna, a veces mi votación ha ido en contra del propio partido, es decir, no asumo que solo por ser del PAN debo votar todo en contra, a veces si eso no ayuda a la ciudadanía soy capaz de ello y, por lo tanto, decir que me debo a los ciudadanos. La votación que debo hacer debe ser a conciencia y en función de los ciudadanos de Puebla, eso ha sido lo más importante y lo más difícil porque a lo mejor he sido criticada incluso al interior del propio partido porque no estoy votando de la misma forma, a veces lo hago, a veces no, voy siempre por el interés de la ciudadanía.
Yo sí creo que el político profesional debe tener capacidad de dialogar, eso no quiere decir que vaya a abandonar mis principios, represento al PAN, sé cuáles son esos principios y sé cuándo hay votaciones en las que no iría a favor definitivamente, como en el tema del aborto, pero creo que sí es palpable esa parte del oficio político, de poder decir que esa reforma que manda el Ejecutivo del Estado es correcta y, entonces, la puedo votar a favor; y eso no implica un rompimiento con mi partido. Eso ha sido lo más interesante o lo difícil de mi perfil ciudadano, de entender que estoy para representar a la ciudadanía sobre cualquier interés político, o incluso ideológico.
En el caso de la Ley Vicaria, si bien te arropaste del apoyo de colectivas, ¿qué tanto influyó el aspecto personal para poder sacar adelante esta iniciativa que fue de las más apoyadas, más discutidas, que se llevó a parlamentos abiertos, el cabildeo y resultó en un apoyo unánime?
A veces nos piden que seamos objetivos y el ser humano no puede serlo simplemente porque estamos cargados de principios, de historia, de una infancia, de todo eso, entonces claro, por supuesto que ese trabajo, que hoy es mi lucha, porque la violencia vicaria es mi lucha, incluso cuando deje de ser diputada será esa lucha que seguiré teniendo en favor de las madres poblanas y mexicanas. Sí influyó, incluso, lo dije en tribuna. Yo misma aprendí de las colectivas a ponerle nombre a algo que me sucedió cuando yo entré a la legislatura, que se sabe por lo que yo pasé. Propuse iniciativas sobre violencia política y otra sobre prevención de la violencia familiar a través de test y que fue controversial. Sí influyó, pero lo hubiese hecho de cualquier manera. El día que escuché a las víctimas tú sabes a qué causas te comprometes y a cuál no de acuerdo a tu agenda, a tus principios. Y yo dije: “Súper sí, lo voy a hacer”.
¿Cómo fue dar el salto de la academia a la política? ¿Quién te ha ayudado más para involucrarte en esta cuestión de cabildeo y diálogo con perfiles más políticos?
Fue terso, no me costó, porque el paradigma dice que un académico es bueno en el aula y en los libros, donde estuve ahí recluida por más de 10 años en la academia, pero no fue difícil. Siempre decía en las aulas a los chicos que no tiene por qué estar separado, que los políticos deberían rodearse de académicos, de sociólogos y lo reafirmo: debemos estudiar a la ciencia política, que estudiarla no es choro, no son solo letras porque muchos piensan que si no estudias algo técnico no sirve de nada. Lo único que me gustaría que se dijera al respecto es que conmigo se ve y se rompe un paradigma, un académico sí puede transitar en un ambiente político, yo no te diría si soy una buena política o no, pero sí podría decir que mis bases académicas me han dado la oportunidad de transitar con todas las fuerzas políticas o de llegar a lo que se puede llamar logros, como es la Ley Vicaria.
La primera prueba fue la presidencia de la Mesa Directiva. ¿Cómo fue ese trabajo con todas las fracciones? En tu partido, incluso, había una confrontación.
Cuando llegué a la LXI Legislatura dije que quería ser presidenta de la Mesa Directiva. Por una parte fue padrísimo porque a mí me permitió experimentar todo lo que estudié del Poder Legislativo, lo que había dicho en el aula, en lo que creo, en John Locke, por ejemplo, de que el Poder Legislativo es la representación del pueblo y de la sociedad civil, entonces, por eso y con esa pasión asumí la responsabilidad de ser institucional. No hubo una sesión donde yo no le garantizara la voz a uno de los diputados, hubo discusiones verdaderamente álgidas, me tocó remover a un auditor y tomarle protesta a una auditora, me tocó tomarle protesta a actores que toman decisiones verdaderamente importantes en este estado, no sin la angustia de que a veces mi propia bancada, que sí me la aplicó, hiciera algunas situaciones o que por no ser de Morena se generaran algunos actos. Siempre me conduje con el respeto como me correspondía, porque el presidente de la Mesa Directiva del Poder Legislativo tiene que estar encima, incluso, de sus propios colores, tiene que ser neutral, tiene que ser imparcial incluso me tocó poner orden a mi propia bancada, y lo hubiese hecho con cualquiera, pero tuve el valor de hacerlo con la mía. Me tocó recibir y reconocer la atención que tuvo el gobernador en ese periodo en el que yo estuve, en las sesiones solemnes o a lo mejor cuando se me cuestionaba que ya nos había mandado a llamar el gobernador a la nueva Mesa Directiva para darnos línea. Yo dije: “ninguna línea”, o sea, acostumbrémonos a transitar institucionalmente más allá de los colores, eso hace mucha falta en este país y en este estado.
No eres militante del PAN, pero representas sus colores, ¿cómo ha sido ese trato con la dirigencia, con los diputados, con perfiles de muchos años?
Ha sido interesante. Hablando del PAN, yo lo represento, no me he afiliado, tuve la oportunidad de hacerlo en noviembre del año pasado y no lo hice porque, se lo dije al propio Marko Cortés y Augusta (Díaz de Rivera) en una reunión que tuvimos apenas hace un mes. Lo iba a hacer, pero el proceso interno que tuvo el partido y que estuvo muy fuerte entre Genoveva (Huerta) y Augusta, los dos grupos, la verdad es que me hizo pensar que yo no quería ser parte, donde hay polarización me alejo. Decidí participar en política porque estaba harta de la polarización de Andrés Manuel (López Obrador), de ponernos por un lado y por el otro. Y ahí es donde creo que represento mejor al PAN, cuando puedo no polarizar, cuando uno, cuando cierro, cuando generas concordia, generas espacios, estudié para la paz no para la guerra, estudié relaciones internacionales, yo sé de eso de consensos.
Ha sido interesante porque yo me decanté por un principio de gratitud con el grupo de Genoveva pasara lo que pasara porque eso es de bien nacidos, no ganó ese grupo, entonces, dije: “acá me quedo, neutral, plural para no abonar a una lucha entre actores que no es mi lucha”. Mi lucha es la de la ciudadanía y si mi partido ahí me quiere, ahí voy a seguir. Ahora que está el grupo de Eduardo Rivera, de Augusta, de El Yunque, como le dicen, pues respeto mucho y tengo amigos ahí porque la mayoría de amigos que tengo en el PAN viven en el municipio que represento que es Cholula. Tengo excelente relación con todos, o si lo digo de manera más humilde, pues no tengo problema con nadie, que yo sepa, procuro no tenerlos. ¿Cómo estoy con ellos? La verdad es que los respeto, siempre les reconozco, soy disciplinada en lo que se me pide, promuevo al partido no solamente a nivel nacional sino a nivel internacional cuando he tenido la oportunidad de estar fuera con los migrantes.
En tu informe labores vimos que fuiste arropada por los coordinadores de todos los partidos políticos, eras habitual invitada a eventos oficiales del gobierno del estado y del municipio de Puebla en representación del Poder Legislativo. Has sido muy cobijada. ¿Te has visto en un futuro para seguir participando en política, algo más que diputada local? ¿Has pensado en el 2024?
Sí pienso en el 2024, no voy a mentir, me quiero ver en la boleta del 2024, pero te diré por qué, porque yo voy a llegar previo al 2024, quizá en el 2023 abierta a que se me mida, a que se midan mis resultados, yo estudié para la política. Te mentiría si te dijera que no cumplí un sueño ahora que soy diputada y quiero, como mujer, ahora en lo que viene en este proceso, en este tren que nadie para de la agenda feminista y que me asumo como tal, quiero hacer una carrera política femenina como tal, quiero que se me distinga en política primero por mi perfil ciudadano y que sea útil para el estado, quiero que se me distinga por ser profesional que no tiene miedo de decir: soy política, pero una política con perspectiva totalmente ciudadana, y la verdad es que sí quiero tener una carrera política. ¿En qué boleta voy a estar? Eso yo no lo sé, eso lo va a determinar las circunstancias, los actores, el partido, pero sobre todo los ciudadanos. Yo sí creo que cuando trabajas, cuando eres útil, y eso es en lo que estoy empeñada, no hay manera de que el ciudadano diga que no y yo le estoy apostando a eso. Sí me veo en una carrera política representando a las mujeres en este estado, y estoy para servir a Puebla.
¿Qué viene para este segundo año legislativo y cómo seguirás incluyendo a los ciudadanos en las iniciativas que se vayan a presentar?
Soy un poco como el alquimista cuando está en el laboratorio y trata de encontrar una mejor fórmula para algo nuevo, ahí voy a seguir. Primero me seguiré ocupando de tener la mayor productividad legislativa, no por competencia sino porque lo sé hacer y cuando lo sabes hacer pues ya está y punto, así como hay notas de quienes no presentan iniciativas en mi caso es porque estoy constantemente con la ciudadanía, es ver cómo se traduce en una mejor ley, que sea innovadora y que sea útil, que no sea cambiarle una coma y ya, ahí está la Ley Vicaria y salud mental.