Redacción
Las personas que integran las barras y porras del futbol en México no son la causa de los problemas de violencia en el país, sino que sirven como chivo expiatorio frente al crimen organizado, la pobreza, el consumo de drogas en Estados Unidos, asuntos que muchos medios y gobiernos no quieren o no pueden enfrentar, aseveró Roger Magazine, director del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Ibero y estudioso del tema desde hace más de 25 años.
A decir del investigador, “es muy lamentable lo que ocurrió, pero no debemos exagerar ni olvidar el contexto nacional”. Por ejemplo, el futbol es un negocio multimillonario que no sacrifica ganancias, no invierte en seguridad ni en protocolos. Así pues, los medios de comunicación declararon a priori a los barristas como culpables de lo ocurrido sin observar el papel que “no” jugaron quienes se encargaban de la seguridad.
Las personas que integran las barras y porras en México, mayormente son hombres jóvenes que con frecuencia son discriminados por su apariencia y por ser quienes son.
“Sin embargo, no son criminales ni forman parte del crimen organizado. Son ciudadanos y consumidores con derecho a la presunción de inocencia”, subrayó el profesor.
Incluso, Roger Magazine aseguró que, en sus 25 años de investigar el mundo de los aficionados del futbol, quienes integran las barras han mostrado voluntad para llegar a acuerdos y crear protocolos de seguridad para evitar que la pasión se desborde dentro y fuera del estadio, pero son ignorados por las autoridades locales, estatales, la Federación Mexicana de Futbol y los clubes.