El expresidente francés Nicolas Sarkozy fue puesto este lunes en libertad vigilada, tras pasar tres semanas recluido en la prisión de La Santé, en París. La decisión fue adoptada por el Tribunal de Apelación de la capital, que consideró que su prisión provisional no estaba justificada.
La salida efectiva del exmandatario se produjo hacia las 3 de la tarde, pocas horas después de la audiencia. La Fiscalía General también había solicitado su liberación, bajo control judicial y con prohibición de abandonar el país o contactar con otros testigos del caso.
Sarkozy enfrenta una condena de cinco años de cárcel por asociación de malhechores y corrupción, debido a las sospechas de haber recibido financiación del régimen libio de Muamar el Gadafi para su campaña presidencial de 2007.
El tribunal aclaró que la medida no afecta su culpabilidad, que será debatida en la apelación prevista para marzo próximo, sino que responde únicamente a su estatus penitenciario y al bajo riesgo de fuga.
Durante la audiencia, Sarkozy declaró que se dedica profesionalmente a la abogacía y conferencias internacionales, aunque estas últimas ya no podrá realizar fuera de Francia. “Ha sido una experiencia dura, una pesadilla, pero la humanidad del personal penitenciario me ayudó a sobrellevarla”, dijo el exmandatario por videoconferencia.
Fuentes judiciales confirmaron que Sarkozy recibió amenazas de muerte, y que en prisión fue acompañado por dos escoltas las 24 horas del día, debido al temor por su seguridad.
Entre los presentes en la audiencia estuvieron su esposa, Carla Bruni, y sus hijos Pierre y Jean, además de su abogado, Christophe Ingrain, quien calificó la decisión como “una aplicación normal de la ley”.
El tribunal también le prohibió comunicarse con Gérald Darmanin, actual ministro de Justicia y antiguo colaborador suyo, quien lo visitó en prisión el 28 de octubre, generando fuertes críticas políticas.

