La candidatura a la Presidencia de la República es de las pocas posiciones que Beatriz Elena Paredes Rangel no ha ocupado desde que en 1975, comenzó su carrera política como diputada local y presidenta de la Gran Comisión del Congreso de su natal Tlaxcala, entidad que años después gobernó (1987-1992).
En una entrevista que atiende de buen humor y que rebasa el tiempo pactado con su equipo, la senadora de la República es enfática para reiterar que va hoy por esa representación y que, será muy en serio, su esfuerzo para expulsar a Morena de Palacio Nacional, el que en unos meses, dejará Andrés Manuel López Obrador.
La política multidimensional —que es y ha sido, diplomática, líder agraria, presidenta de su partido, pensadora identificada con la izquierda, feminista e incluso una faceta de artista, como compositora— advierte con seguridad que el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) no es invencible y que se ha creado una narrativa “mentirosa” acerca de su verdadera fuerza electoral.
“Cuando digo que voy a entrarle a esto, es que realmente le voy a entrar y estoy buscando la candidatura por la alianza (PRI, PAN y PRD). Estoy preparada para ser una candidata que dé la pelea con condiciones de victoria.
“Pienso que esta percepción que se empeña Morena en reflejar de que ya ganaron, que no tiene necesidad nadie de competir porque es una elección ganada, es un ardid publicitario. Yo creo que hay condiciones posibles para ganarle a Morena”.
Del presidente, la exgobernadora se declara “decepcionada”, por su desdén a los estados, su centralismo en la toma de decisiones, su negación al diálogo, por haber entregado tareas civiles a las fuerzas castrenses y hasta por “usar a Chico Che para responder planteamientos de Estados Unidos”, en sus conferencias mañaneras.
En sus recorridos por el país para apuntalar sus aspiraciones, la priista, de las muy pocas y pocos que pueden relatar la historia contemporánea del país en primera persona, se detuvo este fin de semana en Puebla.
Dio una entrevista a Exilio.mx e Hipócrita Lector, para hablar de su perfil político, del presidente Andrés Manuel López Obrador y de su gobierno; también reflexionó sobre su partido, el Revolucionario Institucional (PRI), en donde urge un cambio de fondo, de personas y de ruta. Además, abordó con emoción su faceta como cantautora.
“Soy una persona de izquierda, soy una persona con una formación teórica consistente de pensadores de izquierda”, resalta Paredes Rangel para describir su pensamiento político. Y remata: “Soy, básicamente, una demócrata”.
PASADO Y PRESENTE EN EL PRI
Desde el inicio de su actividad política a mediados de los setenta, Beatriz Elena Pardes Rangel ha ocupado diversos cargos públicos: gobernadora de su estado, tres veces legisladora federal, subsecretaria de Gobernación y de la Reforma Agraria, embajadora en Cuba y Brasil, además de senadora, siempre en el Revolucionario Institucional.
“Es el partido que prácticamente construyó la mejor parte del México del siglo 20. Hizo las instituciones cruciales para darle estabilidad al país, para impulsar ciertos grados de desarrollo importantes en relación a otros países de América Latina”.
En el salón de un hotel de la capital poblana, la política destaca que el tricolor cambió con el paso del tiempo, lo que permitió la alternancia en el poder y la llegada de un gobierno de izquierda, que describe como de claroscuros.
La actual administración federal, que encabeza Andrés Manuel López Obrador “ha sido un gobierno de claroscuros: un gobierno que yo esperaba más en cuanto al desarrollo del sur-sureste, que es un postulado que comparto, me parece que es una región del país que requiere el impulso”.
Sobre el presidente, Beatriz Paredes Rangel acepta que es un hombre de convicciones, pero negado al diálogo con distintos sectores de la sociedad mexicana.
“Noto poca disposición a cambiar sus puntos de vista. Percibo una personalidad muchas veces casada con sus opiniones, poco flexible, pero, sin duda, es un hombre con convicciones nacionalistas”.
DECEPCIÓN DE AMLO
Beatriz Elena Paredes Rangel no disimula su decepción por el gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador, del que esperaba más posturas de izquierda y que, contra lo que pocos imaginaban, utiliza al Ejército Mexicano para fortalecerse.
—¿Cómo ve a este primer gobierno de izquierda al país, a sus protagonistas, al presidente?
—Creo que es un gobierno que llegó con las banderas de izquierda y con el respaldo de algunos partidos que han sido de izquierda, pero muchas de sus decisiones no han correspondido a como actuaría la izquierda histórica en ningún en ningún país.
“Particularmente, en su relación con el Ejército, pues es muy sorpresivo en las decisiones que han tomado (como) el que le entreguen actividades que tradicionalmente realizaban sectores civiles, profesionistas civiles, el que las entregue a las fuerzas castrenses. Este empeño por no fortalecer estructuras de seguridad con corporaciones policiacas civiles, también es muy sorprendente.
“La reducción de los presupuestos para municipios y estados. Ha habido un desdén por los estados, un desdén por la República, por el federalismo. Aparentemente, sólo se cree en la fuerza centralista. Eso ha sido muy muy sorpresivo.
“La costumbre de hacer política internacional a través de anuncios en la mañanera no ha sido muy afortunada. Usar a Chico Che para responder planteamientos de Estados Unidos, pues debe haber dejado muy sorprendido al Departamento de Estado…
“Hay algunos proyectos estratégicos que me parecen muy importantes, como el Tren Transístmico de la zona del istmo de Tehuantepec, y desarrollar esta zona, pero hay algunos otros que me han preocupado.
“Me parece que la prioridad medioambiental no ha sido bien conciliada. La protección ecológica de selva y manglares en dos de los proyectos emblemáticos, no ha correspondido con lo que se hubiera esperado de un gobierno de izquierda, entonces es gobierno con claroscuros.
—Como persona y como personaje, ¿qué le parece Andrés Manuel López Obrador?
—Creo que es un hombre que tiene convicciones sociales firmes. No me gusta que el diálogo no es uno de sus instrumentos. Lo hubiera esperado mucho más dialogante, porque cuando él era un dirigente que estaba en las calles exigiendo que se le atendiera, pues exigía diálogo, exigía comunicación directa con quienes gobernaban. Me parece que asume que su palabra es la única verdadera.
“Noto poca disposición a cambiar sus puntos de vista, percibo una personalidad muchas veces casada con sus opiniones poco flexible, pero, sin duda, es un hombre con convicciones nacionalistas, con una vocación por las personas de menores recursos y con poco respeto por las instituciones.
—¿Ha podido usted hablar con él en estos años, desde que es presidente?
—Yo creo que muchas personas no han podido hablar con él. Yo no lo he intentado. Yo no he planteado nunca la posibilidad de una conversación, pero no es su talante.
“No ha pretendido un diálogo sistemático con el Poder Legislativo, no ha pretendido un diálogo sistemático con otras fuerzas políticas, no ha pretendido un diálogo sistemático con sectores que han demandado la oportunidad de dialogar, con los ecologistas que querían expresarle de manera viva sus preocupaciones por el tramo número cinco del Tren Maya, con los científicos que han estado muy preocupados por algunas de las determinaciones que se anuncian en la iniciativa de reformas a la Ley de Ciencia y Tecnología.
“Hay muchos segmentos, bueno, pues con los padres de familia de niños con cáncer, pero no, no ha sido el diálogo su divisa”.
SU PROPIO REFLEJO
La priista más de izquierda, así reconocen muchos a la senadora, quien acepta que su formación tiene una importante influencia de este pensamiento que, como prioridad, lucha por la igualdad social.
—¿Cómo se ve usted ante el espejo?
—Yo soy una persona de izquierda, soy una persona con una formación teórica consistente de pensadores de izquierda, tanto de la izquierda internacional como de la izquierda latinoamericana, muy claramente en la tradición liberal mexicana, de un Estado laico.
“Soy agrarista, militante de la Confederación Nacional Campesina (CNC), creo en la rectoría del Estado, creo en las fuerzas sociales en los trabajadores; en la relación capital-trabajo, creo que el valor principal lo tiene el trabajo.
“Soy una ecologista, una feminista, eso hace un encuadre, pero soy, básicamente, una demócrata. Me parece esencial la democracia como régimen político, pero también como estilo de vida y me he inscrito en el pensamiento de la socialdemocracia”.
REESTRUCTURACIÓN EN EL PRI
Desde esa estatura política, Beatriz Paredes observa la situación actual del PRI, partido en el que ha militado toda su vida y del que, reconoce, necesita de una reestructuración profunda.
—¿Cómo ve al PRI contemporáneo, ese de Rafael Alejandro Moreno Cárdenas y su grupo?
—Creo que el PRI es un partido que le ha tocado vivir desde el nacimiento del México contemporáneo, desde la construcción del país que somos, con sus aciertos, con sus momentos luminosos, con sus errores, con sus lastres.
“Es el partido que prácticamente construyó la mejor parte del México del siglo 20. Hizo las instituciones cruciales para darle estabilidad al país, para impulsar ciertos grados de desarrollo importantes en relación a otros países de América Latina.
“Logró que no se diera el fenómeno tan dramático de dictaduras militares feroces, como se dieron en países hermanos de América del Sur. Estableció un sistema robusto de educación pública, un sistema muy importante de seguridad social con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), con el ISSSTE; en fin, muchos de los saberes del país fueron establecidos en la época de las instituciones fundadas por el PRI y en la continuidad institucional de ese partido.
“También tuvo la capacidad de abrirse, de entender los momentos políticos y, con el impulso de muchas fuerzas distintas, de fuerzas progresistas, de fuerzas conservadoras, pero con el aliento de diversas fuerzas plurales, se oxigenó el sistema.
“Cambiamos de régimen de partido hegemónico a un régimen mucho más competitivo, que se va construyendo en la normalidad democrática. El PRI ha sabido evolucionar y cambiar su condición de partido hegemónico a un partido que, en la competencia electoral, gana y pierde.
“Ha tenido la circunstancia de perder la Presidencia de la República… ha tenido que cambiar profundamente y tiene que cambiar más, tiene que, desde mi punto de vista, hacer una reestructuración muy profunda.
Yo espero, después de los procesos electorales que se avecinan, una reforma muy profunda en el PRI”.
—¿De personas, de estatutos, de ideología?
—De todo, pero ahorita tenemos que enfocarnos, no distraernos. Tenemos la tarea inmediata que son las elecciones en el Estado de México y en el estado de Coahuila, prepararnos para la elección de 2024, que es una elección muy amplia, muy grande, no sólo es la elección presidencial, hay elecciones en nueve entidades federativas, hay renovación del Congreso federal, tanto del Senado como de la Cámara de Diputados. Hay centenares de elecciones municipales y de Congresos locales, entonces, me parece que el alto en el camino tendrá que darse a finales de 2024-2025.
LA CANDIDATURA
Beatriz Paredes Rangel ha sido prácticamente todo: gobernadora, diputada local y federal, senadora, subsecretaria y embajadora. Ahora, va por la candidatura de un frente amplio que, asegura, le puede quitar la Presidencia de la República a Morena.
—Hay mucha gente que la quiere ver en la boleta, ¿qué va a pasar con usted?
—Estoy decidida y con emoción, con ganas, con fuerza. Soy una mujer que no juega con las palabras, en términos pokareros, no soy blofera, no me gusta el blof. Cuando digo que voy a entrarle a esto, es que realmente le voy a entrar y estoy buscando la candidatura por la alianza. Estoy preparada para ser una candidata que dé la pelea con condiciones de victoria.
“Conozco el país, tengo la experiencia, he tenido responsabilidades relevantes en momentos muy delicados de la vida nacional, y pienso que este momento por el que atraviesa México requiere que todos pongamos lo mejor de nosotros mismos, con una gran emoción para superar los problemas que no son pocos y que no son fáciles”.
—El nivel de proyección que hacen las encuestas de voto de Morena pareciera que, como al PRI del régimen más fuerte, gana con quien ponga, ¿cómo hacer para no ir a una elección testimonial?, ¿ve al PAN con la generosidad de acompañar su candidatura?
—Pienso que si el PAN, el PRI, el PRD y otras fuerzas políticas, que ojalá se sumen, quieren ser más competitivos, vamos a lograr hacer un frente amplio y este frente amplio debe tener la capacidad de convocar a la ciudadanía, a la sociedad civil, a la gente que no pertenece a ningún partido y que lo que quiere es que haya una elección verdadera, para tener una nueva opción porque están decepcionados de lo que está pasando en México, están insatisfechos porque no resultó la propuesta que ellos esperaban.
“Si pensamos en México, tendremos que ir juntos y encontrar alternativas y, por otro lado, pienso que esta percepción que se empeña Morena en reflejar de que ya ganaron, que no tiene necesidad nadie de competir porque es una elección ganada, es un ardid publicitario.
“Si revisamos lo que pasó en la elección de 2018, de cada diez personas que votaron, solo 3.6 votaron por Morena, o sea, ni en ese momento tuvieron mayoría, ni en ese momento, lo que pasa es que son muy buenos para la publicidad y tienen copados los espacios del medio ambiente comunicacional con La mañanera, pero la Ciudad de México en la elección intermedia, que es su plaza más importante, prácticamente la perdieron. Si nos vamos a la realidad por su plaza más importante, prácticamente se les fue de las manos.
“Entonces lo que tienen que hacer las personas que quieren una modificación, que ya no desean que el estilo un poco mentiroso o un mucho mentiroso, del que está gobernando continúe, decídanse, que tengan su credencial de elector y que salgan a votar. Yo creo que hay condiciones posibles para ganarle a Morena”.