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viernes, noviembre 22, 2024

Morena dobla a Lalo Rivera con sus propios errores

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En el principio fue la torpeza. La torpeza se volvió delito y, al final, Morena vio que eso era bueno y la utilizó para doblegar al gobierno de la ultraderecha poblana en la capital poblana. 

Al menos esa fue la trama que envolvió la aprobación de la cuenta pública 2021 de la exalcaldesa de Puebla, Claudia Rivera Vivanco. 

A saber: El gobierno de Eduardo Rivera Pérez cometió una serie de errores en la asignación del contrato del servicio de alumbrado a la empresa Vital Led Iluminación que llevaron a la fracción de regidores de Morena a amagar con presentar una denuncia penal por el delito de desvío de recursos.  

La especie fue vista con preocupación, pero no lo suficiente para aceptar doblegarse.  

Lo que disparó el miedo ante un escándalo que terminara por embarrar a los jerarcas de la ultraderecha poblana fue el presunto conflicto de intereses descubierto por los morenistas entre la Comuna y la compañía favorita para hacerse del contrato del programa de parquímetros. 

Nunca hubo una petición expresa para que no se presentara ninguna denuncia penal ni de intercambiar una cosa por otra, pero el acuerdo estaba más que entendido: salvar el pellejo de Claudia Rivera a cambio de no exhibir las torpezas de la segunda administración comandada por Rivera Pérez.  

El resultado fue inobjetable: por unanimidad, el Cabildo de Puebla avaló el ejercicio de los recursos de la morenista. Es la primera ocasión que eso ocurre y ocurrirá porque no hubo mayor retribución para la Comuna, relataron fuentes dignas de crédito. 

Eso significó que los regidores de Morena no se comprometieron a más cosas con la gestión panista: no avalar la concesión de parquímetros ni la de espacios publicitarios en paradas peatonales, puentes y pendones de la capital; ni la asignación del contrato del servicio de cámaras de seguridad en el municipio. 

En el principio fue la torpeza. La ultraderecha supo que no era buena, pero era demasiado tarde: habían dado un mordisco a la manzana que les entregó su serpiente casera.  

 

***

Miércoles 20 de abril. Leobardo Rodríguez Juárez, coordinador de la fracción de Morena en el Cabildo, se reúne con el edil Eduardo Rivera Pérez y otros más. El asunto: la inminente discusión de la cuenta pública de Claudia Rivera de los últimos nueve meses de gestión.  

El ambiente tenso arrastraba meses de confrontación y encono, en los que la parte morenista había salido airosa, de una u otra forma.  

La negociación no pintaba nada fácil. Hubo argumentos de ambas partes, pero los panistas no contaban con la contundencia del regidor que, entre otras cosas, había sido secretario de Administración y tesorero del primer gobierno de izquierda en el municipio de Puebla. 

Dos argumentos -una denuncia penal y un conflicto de intereses- terminaron por quebrar al edil.  

En la lógica del panista era peor un escándalo que embarrara a los jerarcas de la ultraderecha que perder el mejor argumento político que una administración pudiera tener para atacar con todo a sus antecesores o brindar un plato suculento de venganza a la cabeza de la 4T en Puebla, que le abonaría los puntos que nunca había conseguido. 

No fue necesario siquiera proponer un acuerdo para sacar adelante en un futuro los temas que a la Comuna le interesan a cambio del respaldo a la cuenta pública. 

Los morenistas, comandados por Leobardo Rodríguez, cuentan con la libertad de señalar, criticar, observar y rechazar lo que venga y no les parezca.  

No hay pacto de ningún tipo, me explica la fuente consultada. 

La negociación fue exitosa. De hecho, muy fácil para lo que Morena esperaba. 

Los errores pesan, pero pesa aún más no tener estrategia para salir delante de los mismos.  

 

***

Carlos Montiel Solana no daba crédito a lo que veía. La yunquista síndica Guadalupe Arrubarrena no sabía ni cómo convencer ni cómo doblegar a sus interlocutores. Los regidores empleados de Eduardo Rivera solo alcanzaban a reaccionar con el hígado y acrecentaban la discordia. 

Un reclamo tras otro inundó la sesión de precabildo -efectuada el jueves 21 de abril-, en la que participaron los regidores del PAN, PRD y PRI.  

El encuentro, cuyo objetivo era planchar el apoyo de todos, derivó en la caja de resonancia de seis meses de incumplimiento a los acuerdos políticos, maltrato, marginación, tratos soberbios y déspotas por parte de la gestión de Eduardo Rivera. 

La petición de avalar la cuenta pública de Claudia Rivera y el congelamiento de cualquier apoyo financiero a los integrantes del Cabildo fueron las chispas que incendiaron el polvorín.  

¿Es posible pedir apoyo de alguien y a la vez negarle cualquier reciprocidad? Para la gestión riverista no sólo es posible, sino que eso fue lo que hizo, aunque eso no significara obtener un resultado positivo. 

La principal queja -entre muchas que se vertieron- se resumió en la frase: “Lalo no cumple”.  

Y sí, los regidores panistas aliados o no del munícipe habían mostrado una institucionalidad con la finalidad de construir acuerdos en favor de todos.  

“Solo hacen política de saliva. No cumplen”, me relató uno de los participantes.  

“Ellos creen que lo que pedimos es para mi mamá, mi esposa. Están equivocados. Todo político tiene un proyecto, es válido recompensar a quienes nos han ayudado. No es un chantaje, es un acuerdo que se hizo y no se ha cumplido”. 

Esa versión es sólo una de las muchas que abundan entre los regidores del PAN, PRI y PRD que han visto cómo la nómina del Ayuntamiento de Puebla está atiborrada de los jefazos del Yunque con un salario mayor que los cabildantes.  

Para los aliados de la coalición Va por México, PRI y PRD, tampoco ha habido un buen trato. Conclusión: ahora actúan más como oposición que como aliados.  

Con el rostro desencajado, Carlos Montiel terminó la reunión sin el consenso previo.  

Levantó su teléfono celular y desesperado marcó al alcalde de Puebla.  

En el trayecto a encontrarse con el edil, el expresidente del Consejo Coordinador Empresarial no pudo evitar la gritoniza de sus compañeros.  

 

***

El sábado 23 de abril, Genoveva Huerta Villegas vio cómo la promesa de una reconciliación al interior del PAN se esfumaba como todas las promesas que ha hecho Eduardo Rivera Pérez.  

El Consejo Estatal del PAN, en donde hay mayoría simple de panistas afines a Eduardo Rivera, rechazó el pacto de aprobar los estados financieros de la exdirigente estatal del 2021.  

La decisión inaudita contrastaba con la postura del Instituto Nacional Electoral que daba por bueno el manejo de los recursos.  

¿Qué pasó? Que Augusta Valentina Díaz de Rivera Hernández, dirigente estatal del PAN, fue boicoteada por su secretario general Marcos Castro por una lucha intestina para hacerse del control del partido.  

Con el agravio a cuestas, la diputada federal utilizó sus redes sociales para exhibir a Eduardo Rivera, a quien criticó por avalar la cuenta pública de Claudia Rivera y rechazar la de una militante de su propio partido.  

“Que tengan #FelizLunes menos los panistas que están con #Morena 🙄 

Me parece inadmisible que @eduardorivera01 aprobara las cuentas públicas de la morenista @RiveraVivanco_ mientras sus consejeros aliados rechazaron el dictamen del auditor externo de mi gestión en el PAN. ❌👎🏻”, fue el tuit del reproche 

El nuevo episodio de la guerra interna panista en Puebla prendió -una vez más- los focos rojos en el Comité Ejecutivo Nacional.  

“¿Ahora que hizo Lalo Rivera?”, fue la pregunta de la dirigencia nacional. 

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