Javier Milei ha ganado este domingo con más del 40% la elección para renovar el Congreso. Ha sido un triunfo inesperado por su magnitud y presentado como épico por el ultraderechista. Ha tenido motivos suficientes. Luego de cuatro meses de espanto para la Casa Rosada, con la economía dependiente de un rescate financiero de Donald Trump, sonados casos de corrupción y hasta candidatos fuera de juego por vínculos con el narcotráfico, el Gobierno temía quedar más cerca del 30% que del 40%.
Milei ha celebrado incluso un triunfo por menos de un punto en la provincia de Buenos Aires, donde hace solo dos meses, en las elecciones para legisladores provinciales, había perdido ante el peronismo por más de 14 puntos. La ultraderecha ha ganado también con claridad en la capital y provincias grandes como Córdoba, Mendoza y Santa Fe.
El resultado bonaerense explica el resultado general. Es el distrito más grande del país, con casi el 40% del censo nacional, y revertir la derrota por más de un millón de votos ante el peronismo ha sido una noticia inesperada. La Libertad Avanza no pudo siquiera llevar en la papeleta la foto de su candidato en ese distrito, Diego Santilli, porque el elegido por Milei, José Luis Espert, renunció por presunta corrupción sin tiempo suficiente para reimprimirlas.
El Gobierno basó su campaña en torno al miedo a un fortalecimiento del peronismo en su versión kirchnerista. Donald Trump ayudó en esa estrategia: hace dos semanas, dijo que los 40.000 millones de dólares que ofreció a Milei como rescate dependían de un triunfo de la ultraderecha. Más tarde matizó sus declaraciones, pero bastaron sus condiciones para que se derrumbaran los bonos argentinos y se depreciara el peso. Si la idea era generar miedo en el electorado, fue muy eficiente.
El peronismo ha perdido inesperadamente en todas su versiones. Pero no solo ellos. Han sido grandes perdedores también los gobernadores de algunas de las provincias más grandes, que intentaron sin éxito crear una alternativa a la ultraderecha y el peronismo bajo el paraguas de una nueva agrupación que llamaron Provincias Unidas. Su intención fue erigirse en árbitros dentro de un Congreso que seguirá sin mayorías. Visto el resultado, ha sido evidente que los votos que esperaban fueron a parar a la ultraderecha. La estrategia de Milei de reducir la elección a una guerra entre el bien, representado por él, y el mal, es decir el kirchnerismo, ha sido un éxito.
Para el politólogo Juan Negri, de la Universidad Di Tella, la polarización hizo que “buena parte de la población prefirió votar a Milei antes que un regreso del peronismo”. “El peronismo, además, no transmite que sea una oposición con un plan para adelante, sino que solo dice todo lo que hace Milei está mal. Su éxito en las elecciones de septiembre en la provincia de Buenos Aires parecen haber movilizado a muchos votantes antiperonistas que decidieran votar al Gobierno, aunque no les guste todo”, dice.

