Publicado originalmente por Paulina Flores Ramírez en EL PAÍS, compartimos este reportaje por su relevancia e interés periodístico.
Alfredo Ramírez Bedolla, gobernador del Estado de Michoacán, ha confirmado este lunes que la Fiscalía investiga al equipo que escoltaba al alcalde de Uruapan, Carlos Manzo Rodríguez, por uso excesivo de la fuerza en contra de su asesino. Según Ramírez Bedolla, el sicario fue abatido cuando ya se encontraba neutralizado: “Al homicida lo detienen y momentos después hay forcejeo y hay un sólo disparo que abate al homicida”. En conferencia de prensa, el gobernador ha asegurado también que otra línea de investigación indaga “qué fue lo que ocurrió para que se distrajera o flexibilizara su círculo de seguridad”. “Las líneas de investigación están abiertas en todos los sentidos”, manifestó.
El día del asesinato de Manzo su escolta estaba integrada por ocho personas que, de acuerdo con Ramírez Bedolla, fueron escogidas por él, y que componían su “equipo de seguridad más personal”. Su guardia era complementada por 14 elementos de la Guardia Nacional que representaba su “segundo círculo de seguridad”. El gobernador ha informado que, sobre la hipótesis de que el asesinato fue ordenado por el crimen organizado, se buscará también indagar la célula y el “motivo real, específico” para atentar contra su vida. “La Fiscalía está haciendo un trabajo muy serio, muy responsable, con la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana que encabeza Omar García Harfuch y sus áreas de inteligencia”, sostuvo.
En su intervención, Ramírez Bedolla ha defendido el Plan Michoacán por la Paz y la Justicia, presentado apenas hace un día por la mandataria mexicana Claudia Sheinbaum, y ha asegurado que “es evidente la diferencia” entre esta estrategia y las implementadas antes por Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Además, destacó la “sensibilidad” de Sheinbaum y calificó su respuesta como “una acción inmediata” y “directa” que “dará un resultado totalmente distinto”. La idea es dar seguimiento a las acciones cada 15 días para que “se cumpla puntualmente con lo que se está planeando y llevarse a cabo”, ha señalado.
Cuestionado sobre las voces que exigen su renuncia por el asesinato del exalcalde de Uruapan, el gobernador le ha restado importancia al asunto. “Es normal, lo entendemos. Entendemos las manifestaciones y yo saludo y celebro que la mayoría de las manifestaciones han sido pacíficas. Es entendido el coraje que tienen por lo ocurrido. Y nosotros estamos trabajando en dar justicia a ese tema”, subrayó. Ante las preguntas de los medios, pidió “no especular” y esperar la “información corroborada” que resulten de las investigaciones.
El asesinato de Manzo ha provocado una crisis en un país azotado por la violencia y que, apenas unas semanas antes, ya había vivido dos sonados homicidios en ese mismo Estado. Bernardo Bravo, líder limonero del Valle de Apatzingán, fue asesinado el 20 de octubre, mientras que Alejandro Torres Mora, sobrino de Hipólito Mora, líder autodefensa en Michoacán, fue acribillado junto a su esposa en su casa el 1 de noviembre.

