A simple vista es difícil ubicar los fétidos olores que aún desprende este sitio, es la única guía para encontrarlo. Es el tiradero clandestino a cielo abierto que se encuentra en el Libramiento Tecnológico-San Marcos, en el municipio de Tehuacán, oculto entre los árboles que sobreviven en la zona, pero con una extensión de unas cinco hectáreas. Un desarrollo educativo, viviendas y una galería de agua, se ubican en las proximidades de este foco de contaminación que la autoridad municipal no ha podido eliminar desde hace dos años.
Lo que intentó ser un patio de maniobras, se convirtió en un tiradero clandestino utilizado por el Organismo Operador del Servicio de Limpia de Tehuacán (Ooselite) como depósito final de los residuos sólidos urbanos de todo el municipio y a pesar de haber sido clausurado en dos ocasiones por la autoridad federal, se mantiene intacto.
En un recorrido que realizó Hipócrita Lector en el sitio, se constató que la basura acumulada en el lugar representa un foco de infección, no solo por el olor que desprenden las montañas de basura, sino por lo que ahí se encuentra.
Entre los montones de basura se pueden encontrar desde llantas, ropa, medicamentos y restos de residuos biológico-infecciosos que se mezclan con desechos que depositan ahí lavanderías, principalmente de mezclilla, debido a la tintura que dejan en los montones de basura, hasta animales muertos y residuos orgánicos desconocidos.
OLOR A MUERTE
Hasta hace poco tiempo en este lugar eran arrojadas las vísceras de animales que provenían de los rastros clandestinos que existen en la demarcación, alrededor de cinco; sin embargo, con la entrada de la Profepa se inhibió esta práctica, por lo que los fétidos olores que se alcanzan a percibir son producto de la descomposición de la materia orgánica que se ha ido descomponiendo en los dos últimos años.
Según habitantes de la zona, el tiradero clandestino provocó que un buen número de estudiantes del bachillerato general “Fray Pedro de Gante”, de la junta auxiliar San Marcos Necoxtla, registrara enfermedades gastrointestinales, debido a que este plantel se ubica a unos 300 metros de los montones de basura.
En época de estío, la proliferación de las moscas se convierte en un problema mayor para los estudiantes, quienes tienen que sortearlas para evitar que contaminen su comida o los productos que consumen en la propia escuela.
Según refieren los habitantes, la autoridad se había comprometido a eliminar el tiradero, trasladando la basura a un relleno sanitario autorizado en el municipio de Ciudad Serdán; sin embargo, a dos años de la denuncia de ciudadanos el tiradero prácticamente sigue intacto.
Sobre el libramiento Tecnológico-San Marcos, las montoneras son imperceptibles a la vista; sin embargo, el nauseabundo olor que se aprecia sobre la carretera se convierte en una guía para llegar a su origen. No obstante, la basura que ha sido movida por el viento ha quedado a la orilla del camino, como un rastro para llegar al foco de infección.
En el mismo camino se ubican las instalaciones de un campus regional de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y de la Universidad de Valle de Puebla (UVP), además de un fraccionamiento e instalaciones de la Guardia Nacional.
UNA LUCHA DE DOS AÑOS
Quien ha encabezado la lucha desde hace dos años en contra de este tiradero, Jesús Amador Hernández, refiere que la contaminación que deriva del tiradero está afectando a las galerías que distribuyen agua hacia los sembradíos de la zona, pero además pone en riesgo la salud de las personas de varias juntas auxiliares y colonias debido a que el agua de las galerías es utilizada para consumo humano.
En marzo del año pasado, el Congreso del Estado aprobó autorizarle al Ayuntamiento de Tehuacán la concesión del relleno sanitario por un periodo de hasta siete años para hacer frente a la crisis que enfrenta el municipio por el manejo final de los residuos; sin embargo, éste no ha podido llevarse a cabo debido a inconsistencias en la planeación del mismo.
