Una pregunta detonó una información brutal relacionada con el proyecto Ciudad Universitaria 2. La rectora Lilia Cedillo nos cuenta en esta conversación cómo surgió el sueño armado entre el gobernador Sergio Salomón y ella. Los pormenores que da en esta charla reflejan pasión y conocimiento. Y un rasgo de humanidad que no es cosa común.
−¿Usted ya tenía preparados proyectos como los que ha venido dando a conocer cuando decidió contender por la Rectoría? Pienso, por ejemplo, en la Ciudad Universitaria 2 y el anuncio de que en 2030 habrá 30 mil estudiantes en esas instalaciones.
Yo estaba trabajando en las pruebas Covid, en Biomolecular, y nos tocó ayudar en la detección del virus para los chicos que iban a presentar examen de admisión. Yo interrogaba a los chavos que salían positivo, y cuando llegaba al punto de decirles que no podían entrar a hacer el examen me decían que la única opción que tenían de estudiar era la BUAP. Incluso, que la única manera en la que su familia podía salir adelante era a través de que ellos tuvieran la oportunidad de estudiar. Por ejemplo, los papás de una chica de la sierra de Oaxaca vendieron sus animales para pagar su pasaje y su noche de hotel. Si se quedaba fuera, no iba a regresar. Era su única oportunidad.
Fue cuando decidí participar y ganamos. En el primer proceso de admisión que me tocó, sentía mucho dolor por esos jóvenes que no lograban entrar. No tienen otra opción para seguir estudiando, pero ya no podíamos admitir más, porque no hay espacio. Ya no tenemos para dónde crecer.
En esa época, ya había empezado a platicar con la secretaria de la Semarnat, Betty Manrique, ya que por los humedales no podíamos seguir construyendo en el Ecocampus de Valsequillo. Ella me explico que necesitábamos contratar una empresa que nos dijera dónde estaban esos humedales. Estábamos en eso, cuando platico con el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina. Le dije: “Señor, cada año nosotros admitimos alrededor de 35 mil estudiantes, pero la demanda es como de 70 mil. Si usted me apoya donándonos un terreno, podemos crecer, construir y aumentar la matricula”. Y me dijo: ¿Como de cuántas hectáreas estamos hablando?”. Y yo le dije: “¡Mínimo, unas 80!”. Su primera reacción fue “¡Sí, lo vamos a conseguir!”. Fue inmediato. Ni siquiera lo pensó.
Cuando le hablé del impacto que iba a tener, inició la búsqueda de los terrenos. Nos dimos cuenta de que no había uno de esa magnitud. Y él me dijo: “Me están ofreciendo en venta un terreno que está junto al Ecocampus de Valsequillo”. Yo respondí: “Por qué no me apoya con el dinero que iba a gastar para construir el terreno y empezamos a construir los edificios. Entonces me dijo: “¡Va!”.
Ya había salido el estudio de la Semarnat con una declaración de Sitio Ramsar —que es un sitio que no se puede intervenir—, pero existía una figura jurídica que no había sido muy explorada. Y es que una institución educativa puede solicitar voluntariamente garantizar la protección de esa zona.
La zona donde ahora está el Ecocampus está voluntariamente protegida por nosotros por 99 años. Con el compromiso de restaurar lo que está mal, podemos construir. Así surge Ciudad Universitaria 2.